(Libertad Digital) El incendio del pasado sábado 16 en Guadalajara fue uno de los más devastadores que se recuerdan en los últimos años, no sólo por la magnitud del fuego sino también porque se saldó con la muerte de once retenes que trabajaban en las labores de extinción.
Este lunes el diario El Mundo reproduce dos de las cartas que fueron escritas por al menos tres de los agentes forestales que perdieron la vida luchando contra el fuego. Estas misivas escritas en 2003, que nadie sacó a la luz, denuncian la precaria situación de sus condiciones de trabajo, la falta de medios con la que cuentan y el total olvido al que les tienen relegados desde la Junta de Castilla-La Mancha.
Punto por punto, como si de una macabra profecía se tratara, las posibles consecuencias de la mala gestión, realizada tanto desde la Administración central como de la autonómica, se materializaron el fatídico 16 de julio. El proceso en el que la solidaridad entre autonomías se está diluyendo de una manera más acelerada este año, aparecía ya señalado en esta carta. "La España de las autonomías y su distribución de competencias han supuesto un factor diferenciador e insolidario, importantísimo en esta materia (...) ¿Para cuándo una política de cohesión? ¿Para cuándo una verdadera vertebración?
Asimismo denunciaban la gestión de la Junta, explicando que "mientras la solución para el desarrollo de las zonas rurales y el mantenimiento de la población pasa por la terciarización de su economía y de sus servicios ambientales, Castilla-La Mancha parece estar ajena a estas tendencias. Un elemento tan importante como es la defensa contra incendios parece no sólo olvidado, sino dejado a la suerte de cada verano. Y el problema de jugar con la estadística en los servicios públicos es que se termina agotando la probabilidad y el desastre se materializa" (...). "¿Para cuándo la Junta dejará de esconderse detrás de las empresas y permitirá que se tomen las riendas de esta política?".
También denunciaron, de forma detallada, en las cartas, la falta de medios, de formación y el trato que reciben los retenes y voluntarios que verano tras verano se juegan la vida luchando contra el fuego. "Parece que quienes trabajamos contra el fuego no merezcamos ni derechos ni reconocimiento. En ocasiones nos sentimos tratados como perros"."(...)Todo el sistema es un desastre, que año tras año se repetirá. Pero esta vez ya no será conmigo".
"No es que no haya soluciones viables desde el punto de vista técnico, económico y social. Es tan sólo una cuestión de concienciación de nuestros gobernantes, de una verdadera gestión de los recursos y de vertebración territorial. De interés, voluntad y presupuesto", finaliza la carta.