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Treinta testimonios de un drama: Adiós al País Vasco para ser feliz

 

LD (Pablo Montesinos) Treinta personas que, por ser no nacionalistas, tuvieron que abandonar el País Vasco para buscar "una vida mejor". La película documental El infierno vasco retrata las condiciones "nada democráticas" de quienes viven en dicha Comunidad, marcada por el terror de ETA. A dos semanas para que esté terminada, su joven director, Iñaki Arteta, analiza para Libertad Digital las "condiciones tan horribles" de aquellos que han dejado su tierra para "buscar la felicidad".
 
"Son experiencias muy duras que al final tienen un final feliz". Así resume Iñaki Arteta su última producción cinematográfica, "El infierno vasco", en la que recoge el testimonio de treinta personas que han tenido que abandonar el País Vasco al sentirse hostigadas por el terrorismo o las presiones nacionalistas.
 
Las historias, afirma, tienen "un final feliz" ya que se marcharon para buscar "una vida mejor" y finalmente la encuentran. Sin embargo, no lo consiguen en su tierra. En ella, "han tenido que ver como asesinaban a un familiar o se han visto amenazados". "Es dramático", sentencia.
 
La película sigue la estela de anteriores como "Trece entre mil" y vuelve a poner de manifiesto las "muchas dificultades" que tienen los no nacionalistas para hacer una vida normal en el País Vasco. "Incluso para conservar su vida", resalta. En esas ocasiones, cuando "el clima nada tiene que ver con condiciones democráticas", la única salida es abandonar su hogar. "Viven amenazados", apunta en declaraciones a Libertad Digital.
 
En la película documental, que estará acabada dentro de dos semanas, también se presta atención a la educación, "un problema para muchos padres". Reconoce Iñaki Arteta que la imposición lingüística es tan fuerte en esta materia que hay familias que no tienen la posibilidad de educar a sus hijos en castellano.
 
Dificultades para sacar adelante "una realidad"
 
A pesar de ya estar "casi terminada", las trabas puestas al nuevo filme de Arteta han sido continuas. El primero en negarle cualquier tipo de ayuda fue el Ministerio de Cultura. "Yo no soy muy de quejarme", advierte, aunque asegura que le "sorprendió" que la administración no quisiera ayudarles. "No entro en valoraciones, eso lo dejo en manos de los periodistas", asegura.
 
También le molestó que, a pesar de las muchas peticiones realizadas, ningún cantante de renombre quisiera participar en su película. "Ofrecí colaborar a un buen número de cantantes españoles y no he obtenido más que negativas y evasivas", afirma Arteta. Según argumenta, sólo hubiera sido "un pequeño esfuerzo" pero se encontró con "nada de sensibilidad".
 
En cuanto al calendario para esta producción, "abierto". Es "una incógnita" ya que no saben si podrán llevarla al cine, por no ser "muy comercial". Intentarán, eso sí, llevarla a festivales de categorías. El objetivo, hacer ver a la sociedad que todavía son muchas, y muy importantes, las cosas que han de cambiar en el País Vasco.
 
Trece entre mil, un homenaje a las víctimas
 
Arteta ya sabe del dolor que sufren las víctimas. Lo retrató a finales de 2005 en su premiado documental "Trece entre mil". La película recogía trece sinceros testimonios de las víctimas de la banda terrorista.
 
Testimonios como el de Fabio, que vio como una bomba de ETA acaba con la vida de su padre cuando él tenía tan sólo tres años. El padre de María Ángeles Rey, también asesinada por la banda terrorista en Madrid, recordaba como su hija se marchó el 13 de septiembre de 1974 para hacer un examen y ya nunca regresó. Ambos exigían entonces, como ahora lo siguen haciendo, que sus testimonios no caigan en el olvido.
 
Sólo dos testimonios de un documental, "Trece mil", que creó escuela y cuya secuela llega ahora con "El infierno vasco".

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