Juan Luis Cebrián sigue intentando justificar el cambio de tendencia de la principal cabecera del grupo Prisa, El País respecto al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero y su partido político, el PSOE. Sin embargo, hasta en el extranjero toman nota del enfado que mantiene el principal grupo de comunicación de España con el presidente.
Lo ha hecho recientemente The Economist. El semanario británico advierte en un artículo el enfado entre "dos viejos amigos". Así, explica la buena relación que ha mantenido siempre el grupo Prisa, y en especial el diario El País, con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, así como con el PSOE y con el ex presidente Felipe González.
Tal y como recoge The Economist, "las caras largas" entre ambos, son un fiel "reflejo de la intimidad que reinaba". El País, "por lo general, aliado del Gobierno" se ha sumado ahora también a las críticas al Gobierno, entre otras cosas, por la economía y las subidas de impuestos, dice este semanario, que señala como meollo del problema, la aprobación de la TDT de pago.
"Pero la verdadera ira del periódico se ha reservado para la Ley que regula la Televisión Digital Terrestre de pago", dice este semanario. Según recuerda, El País acusa al Gobierno de querer satisfacer los intereses "de un grupo de amigos", en referencia a Mediapro, el grupo contra el que está "luchando" Prisa por los derechos de la retransmisión de los partidos de fútbol.
Tras recordar la mala situación financiera del grupo Prisa, The Economist se pregunta si "hay causa y efecto en todo esto" pese a que "el director de El País, Javier Moreno, diga que no". La respuesta la encuentra enseguida. Según dice, muchos lectores no creen que se trate de una casualidad. Además, Zapatero "acusa a los medios de Prisa de afilar sus cuchillos" y niega que haya favorecido a Mediapro.
Así, The Economist recuerda que los medios de Prisa son una referencia intelectual del "centro izquierda español" y la influencia que ejerce sobre estos votantes, dejando entre interrogantes si esta guerra puede restar votos al PSOE en las próximas elecciones.
Finalmente concluye que "es difícil separar los huevos de la gallina". A modo de reflexión, el semanario señala que aún deberían alzarse algunas quejas de que ahora la principal cabecera española se sienta libre para criticar a su presidente.