L D (EFE) Los últimos días, mientras en la Tierra se comentaba el ambicioso programa del presidente estadounidense, George W. Bush, para volver a la Luna y conquistar Marte, en la ISS se vivía una silenciosa batalla por la supervivencia.
Durante todo el fin de semana, los inquilinos del centro orbital llevaron a cabo una minuciosa operación para comprobar, segmento por segmento y módulo por módulo, que las causas que causaron el reciente escape de aire estaban realmente eliminadas. El laboratorio espacial registraba desde el 31 de diciembre una ligera, pero constante, pérdida de presión atmosférica, que preocupó a los expertos porque alteraba el funcionamiento de los equipos, aunque no la vida de los astronautas en su misión, de medio año de duración.
Al tiempo, para descartar otras causas de la pérdida de aire, los expertos rusos y estadounidenses ordenaron a los astronautas llevar a cabo una revisión adicional, tan intrincada que recibió el exótico nombre clave de "caza de tigre en desierto africano". Los tripulantes sellaron herméticamente los módulos Destiny y Zariá, y se encerraron en la segunda unidad del segmento ruso, Zvezdá, desde donde comprobaban los datos de los sistemas de medición de todos los compartimentos.
Valeri Lindin, portavoz del Centro, agregó que el destino final de la manguera averiada se decidirá este lunes por la noche y, probablemente, se enviará una pieza de repuesto con la nave de carga rusa Progress, que volará a la ISS dentro de diez días. Mientras, un experto ruso afirmó que la avería fue ocasionada progresivamente por todos los astronautas que han habitado hasta ahora la ISS, que la utilizaban a modo de pasamanos.