La Macarena, la Esperanza de Triana y los Gitanos pertenecen a la clase de hermandades conocidas en Sevilla como "de barrio", llamadas así porque van acompañadas de bandas de música y porque la gente no teme aplaudirlas e incluso jalear a sus Vírgenes, que estarán en la calle hasta pasado el mediodía. Al contrario, el Gran Poder, el Silencio y el Calvario son las llamadas cofradías de recogimiento, que regresan a sus iglesias al alba, llevan nazarenos de luto y pasos sin acompañamiento o sólo con música de capilla que son recibidos por el público en un respetuoso silencio. Más de nueve mil nazarenos acompañan a estas seis hermandades en su estación de penitencia a la Catedral de Sevilla.
El Gran Poder, que parece caminar hacia la cruz gracias al ritmo que imprimen al paso sus costaleros; el Señor de las Tres Caídas, con una larguísima chicotá del enorme paso de misterio; la Macarena, moviendo las bambalinas del palio al ritmo de la marcha que lleva su nombre, y la Esperanza de Triana, recibida con una lluvia de pétalos de rosa, protagonizaron algunas de las entradas más vibrantes en la carrera oficial.
"Guapa, guapa", gritaron muchos fieles a la Macarena, que luce el manto verde y oro de su coronación, y a la Esperanza a la salida de sus templos de la Resolana y de la calle Pureza en dos de los momentos más esperados de la noche.
El Silencio fue la primera en salir, después de pedir la venia para entrar al Consejo de Hermandades y Cofradías de forma solemne, ya que sus nazarenos no pueden pronunciar palabra. El Cristo de esta hermandad llevaba la túnica del delantal, recién remozada, como conmemoración de su 650 aniversario, y los ojos han estado especialmente puestos en el Gran Poder, el "Señor de Sevilla", por el debate que ha suscitado la restauración a la que va a ser sometida esta imagen.
Entre los espectadores de la Madrugá, diez presos de la cárcel de Sevilla que han obtenido un permiso extraordinario y contemplan, vigilados y desde la Plaza de la Virgen de los Reyes, al final de la carrera oficial, el paso de las seis cofradías.
Decenas de miles de personas formaron auténticas riadas en el centro de la ciudad sea buscando las cofradías o el camino a casa ya a primerísima hora de la mañana, y los bares del centro y puestos ambulantes que se instalan durante las fiestas les sirvieron café, chocolate y churros para ayudarles a sobrellevar el relente de la mañana.