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Sanidad también quiere prohibir los bollos y refrescos en los colegios

El Ministerio de Sanidad y las Comunidades Autónomas estudian un documento por el que se prohibirá la venta en los colegios de bollería, chucherías, snacks y refrescos. Dicen que es para combatir la obesidad que afecta, según sus estadísticas, a uno de cada cuatro niños en España.

Así se desprende de un documento de consenso sobre la alimentación en los centros educativos que se analizará en el próximo Consejo Interterritorial de Salud, han informado este jueves a Efe fuentes del Ministerio de Sanidad.

Todo apunta a que el texto saldrá adelante, ya que desde 2005 existe un compromiso de autorregulación del sector de las máquinas expendedoras para reducir la presencia de estos productos en los colegios.

La iniciativa se enmarca en la Estrategia NAOS por una nutrición sana y a lo largo de estos años ya ha dado sus frutos, porque apenas se venden refrescos en los centros escolares, aunque no ha sido tan efectiva con otros productos con una excesiva carga calórica.

El documento desarrolla la Ley de Seguridad Alimentaria y Nutrición, que se aprobará este año, y que plantea prohibir "la venta de alimentos con un alto contenido en ácidos grasos saturados, ácidos grasos trans, sal y azúcares sencillos, ya sea mediante máquinas expendedoras o en cantinas, bares o locales similares situados en el interior de los centros escolares".

No obstante, este texto podrá recibir las aportaciones de los agentes implicados antes de su tramitación parlamentaria, por lo que podría sufrir variaciones, han indicado estas mismas fuentes.

Los escolares sólo podrán adquirir agua, lácteos y zumos que no abusen del azúcar, cereales, frutos secos no fritos, sandwiches, bocadillos o productos de panadería, incluidos los bollos, si se ajustan a los límites en grasas que establezca la Ley.

El documento propone erradicar los productos prohibidos de los centros de Educación Infantil, Primaria y Especial, junto con su publicidad en los de Educación Secundaria para evitar el "efecto inductor" que invita a los adolescentes a consumir estos productos inapropiados para su salud.

El departamento que dirige Trinidad Jiménez quiere promover la ingesta de alimentos y bebidas consideradas saludables entre los estudiantes y limitar, al mismo tiempo, el consumo abusivo de determinados nutrientes.

Las prohibiciones "se podrán aplicar sólo a los productos envasados" que se distribuyan en los puntos de venta, y será la persona o empresa responsable del abastecimiento y servicio de las máquinas expendedoras, cantinas y quioscos quienes comprueben que cumplen con estos criterios.

Para ello, tendrán que supervisar el etiquetado nutricional o exigir esta información a las "empresas, fabricantes o distribuidoras". Ante el anuncio de estas medidas, Anfabra, la asociación que agrupa a la industria de refrescos, ha insertado hoy un comunicado en la prensa en el que recuerda que en España, la presencia de refrescos en centros escolares "no es representativa".

En concreto, señala que el número de máquinas expendedoras es "insignificante" y que la industria se ha comprometido públicamente a mantener esta situación. Este sector alega que los refrescos no son la causa de la obesidad, ya que sólo suponen en torno al 1% del total de las calorías diarias que ingieren los niños y adolescentes españoles.

"La industria española de las bebidas refrescantes ha sido pionera en adoptar políticas voluntarias para autorregular sus acciones y comunicaciones dirigidas a niños y adolescentes", agrega. Puesto que la obesidad infantil está causada por múltiples factores, Anfabra considera "preocupante" la difusión de informaciones que pretenden "favorecer a otros productos y desviar la atención del problema real".

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