Aunque me había prometido no comentar sobre el asunto, se ve que la carne es débil y me hace caer en la tentación. Desde luego, no soy partidario de esos métodos "viriles" que harían confesar a cualquiera que es el toro que mató a Manolete. Sin embargo, si en pleno siglo XXI, en un país supuestamente civilizado, cuatro niñatos pueden hacer desaparecer un cadáver para acto seguido cachondearse de la Policía y de la Justicia, es que algo no funciona ni medianamente bien. En realidad, el hedor a cadaverina que exhala esta sociedad, especialmente algunos de sus organismos públicos, empieza a ser irrespirable.
Resulta increíble pero cierto, que Andalucía, especialmente Sevilla, siga siendo esa España profunda, en la que 34 años más tarde puedan volver a ocurrir crímenes como el de Los Galindos. Lamentablemente parece que estamos condenados a vivir la historia hacia atrás, y mucho me temo que al paso que vamos, pronto abrirán los medios con la noticia del asesinato por "desconocidos" del jefe de la oposición.
Desde luego, anda que no lo tienen bien montado los tios estos para salirse de rositas. Que le den el caso a la Guardia "Viril", y vereis que pronto cantan estos La Traviatta, Rigoletto y hasta El Barbero de Sevilla...
¡Esto es un Circo! y los pobres padres de la victima tienen que sufrir aún más. Esto es una vergüenza, te da ganas de hacer la justicia con tus propias manos.