Lamentablemente, 11-M La novela gráfica es una mezcla de ambas posibilidades, pues pretende ser una denuncia y la narración de unos hechos reales, pero en realidad se queda en una historia muy detallada pero poco creíble.
El cómic cuenta, siguiendo el hilo conductor de la sentencia de Javier Gómez Bermúdez y el trabajo de un periodista, todos los episodios controvertidos del caso, sin ningún matiz crítico y sin incorporar ninguna de las numerosas dudas que han surgido antes y después de que el magistrado de la Audiencia Nacional dictase su fallo.
Por supuesto, el arma del crimen es Goma 2 ECO (a pesar de que la propia sentencia era cuanto menos confusa al respecto) y ninguna de las pruebas cuestionables que han aparecido en el sumario reciben el más mínimo cuestionamiento o filtro crítico, más bien al contrario: la Kangoo, la mochila de El Pozo o los distintos comunicados reivindicativos islamistas aparecen y son aceptados sin más.
No sólo eso, hasta noticias que más tarde se vieron desmentidas aparecen en el cómic sin que se aclare su falsedad, así en una conversación entre dos de los periodistas que aparecen como personajes (página 71) uno dice al otro: "Habría que confirmar lo que dice la SER de que han encontrado restos de un terrorista suicida entre los cadáveres". Por supuesto, esta "noticia" ni se confirma ni se desmiente.
Políticos y protagonistas
Los políticos cobran también su protagonismo en la historia, así vemos algunas de las comparecencias de Ángel Acebes durante el 11 de marzo y los días posteriores, o la de José María Aznar el mismo día de los atentados. Los personajes del cómic reaccionan a estas intervenciones y transmiten su desaprobación, su sorpresa o su malestar.
No ocurre lo mismo con la famosa intervención de Pérez Rubalcaba el día de reflexión, que eso sí se muestra sin sus perfiles más polémicos como sus acusaciones al Gobierno de estar mintiendo.
Otros conocidos a los que podemos ver es a la propia Pilar Manjón, que aparece en su intervención ante la Comisión de Investigación del Congreso y, por supuesto, el juez Gómez Bermúdez y todos los que se vieron implicados en la operación policial: los presuntos suicidas de Leganés y los condenados como Rafá Zouhier, al que se dedica mucho espacio como si se quisiera convencer de su culpabilidad.
Todos a Génova, Pásalo
Otro de los sucesos polémicos de aquellos días tiene también su hueco en el cómic: las manifestaciones "espontáneas" frente a las sedes populares el 13 de marzo. El tratamiento es también completamente acrítico: se muestran los mensajes en teléfonos móviles y a las multitudes frente a Génova 13 como una silenciosa masa pacifista que enciende velas, sin reproducir los muchos gritos e insultos que se profirieron allí. Curiosamente, en las páginas que se dedican a la manifestación masiva del 12 de marzo sí se reproducen algunos de los gritos de la multitud.
El cómic termina su narración con las condenas de la sentencia y agrega en una forma un tanto peculiar: en lugar de hacerlas parte de la historia se "pegan" limitándose a reproducir un teletipo de la agencia EFE.