(Libertad Digital) Según informó el Diario de Cádiz, Rocío Jurado se acordó de todos, pero sobre todo de su sangre. De esta forma, la heredera universal de los derechos de autor por su música serán para su hija Rocío Carrasco, que además se quedará con el apartamento de Miami y parte de otro que compró junto a José Ortega Cano. También hereda casi todas las joyas de la madre.
Según la última voluntad de la cantante, la casa de La Moraleja deberá venderse en menos de un año –no podrá ser adquirida por ningún miembro de la familia, directo ni indirecto– y su valor será repartido entre sus tres hijos. Para su marido José Ortega Cano deja la ganadería de Yerbabuena que compraron a medias.
A su hermano y manager Amador Mohedano le deja la finca Los Naranjos que tenían en Chipiona y dos naves industriales. Una de éstas será para Fernando, hijo de Amador y ahijado de la artista. Todavía en este apartado, Amador compartirá la finca con su hermana Gloria, a la que lega la casa de Chipiona Mi abuela. Para terminar, a su secretario personal Juan de la Rosa le deja algunas joyas y la casa en la que vive actualmente en Chipiona.
La cuñada de la cantante, Rosa Benito, apuntó que toda la familia está muy contenta porque ha sido "muy generosa" y Amador Mohedano dijo que "Rocío ha sido grande hasta en su testamento". Según Rosa Benito, Rocío Jurado hizo el testamento "sola" y se acercó ella misma a la notaría para redactar sus últimas voluntades.
Tras dos años de lucha, el cáncer de páncreas pudo finalmente con Rocío Jurado. La cantante, de 61 años, falleció en su domicilio de la urbanización madrileña de La Moraleja. Murió rodeada de sus familiares "como ella quería", "tranquila y sin grandes angustias", según comunicó su hermano Amador Mohedano. La cantante fue enterrada en el cementerio San José de Chipiona, su localidad natal.