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Rato visita a su primo y obispo Figaredo en Camboya para conocer de primera mano su trabajo por el desarrollo

A lo largo de un día y medio, Rodrigo Rato ha podido conocer “sobre el terreno” el trabajo que desarrolla su primo y Obispo de Battambang, Kike Figaredo. La visita comenzó con un encuentro con los 45 niños discapacitados que viven en el Centro Arrupe, donde Rato pudo comprobar las terribles consecuencias que, aún hoy en día, causan la carencia de vacunas y los millones de minas antipersona que quedan aún bajo tierra en Camboya. A través de sus preguntas, los niños demostraron a Rato sus inquietudes, intereses, ganas de aprender y, más aún, que la discapacidad no es barrera para derrochar una sorprendente alegría por vivir.

L D (Alvaro Figar) Desde el Centro Arrupe también se realiza una labor de “outreach” o trabajo de atención de discapacitados en áreas rurales. El equipo de trabajadores sociales, proporciona asistencia a familias de discapacitados en más de 300 pueblos de la zona. Rato se mostró particularmente interesado en el programa de micro créditos, que se caracteriza por las visitas regulares a los pueblos, primero, para conocer las necesidades reales de las familias y, posteriormente, una labor de seguimiento para comprobar que no hay problemas en la correcta utilización de los fondos. Este equipo de trabajadores, también es el encargado de detectar necesidades más globales de los pueblos, que se satisfacen con proyectos de desarrollo específicos, por ej. construcción de colegios, pozos, arreglos de carreteras...
 
Por último Rato adquirió varios artículos en la tienda de artesanías camboyanas del Centro Arrupe. Dichas artesanías están realizadas, en su mayoría, por discapacitados que proceden de diferentes áreas de la provincia.
 
Rodrigo Rato se mostró "impresionado por la difícil tarea de reconstruir un país devastado por la guerra, pero esta labor intenta recuperar el espíritu de bienestar y seguridad personal de los camboyanos”.
 
Tras conocer el jardín de infancia del centro San Vicente de Paul, visitaron a los enfermos que se encuentran en el Centro de Salud. Dicho Centro acoge pacientes de diferentes zonas de la diócesis, donde se les ofrece alojamiento, manutención y atenciones médicas básicas, refiriendo a los pacientes a hospitales provinciales para diagnóstico y operaciones. Rato escuchó las explicaciones sobre el programa de VIH y el programa de salud en la cárcel que se desarrolla desde el Centro, y que son igual de ambiciosos como exitosos.
 
Posteriormente Rato tomó parte en el campamento de niños de la calle que organizan voluntarios españoles, japoneses y australianos, dentro del Proyecto Anatha de escolarización de niños de la calle. Diariamente y durante tres semanas, acuden a dicho programa 200 niños de la zona cuyas familias viven con muy escasos recursos. Dicho programa está pensado para que esos niños tengan, durante un tiempo, un espacio para el entretenimiento, la higiene, la alimentación y la formación.
 

Para finalizar la visita a las instalaciones de Battambang, tuvo lugar un segundo encuentro, esta vez con los estudiantes pre-universitarios que viven en la residencia Tep Im. Los estudiantes estuvieron encantados de poder compartir con el director del FMI sus preocupaciones sobre la accesibilidad a la educación en países en vías de desarrollo, la compaginación del estudio con la obligación moral de contribuir económicamente en sus casas y la búsqueda de un trabajo acorde a la formación recibida en un mercado laboral desestructurado y con escasa demanda.
 
Por último, el Obispo de Battambang llevó al director del FMI a conocer uno de sus proyectos de desarrollo rural, en Tahen. En esa aldea Kike ha construido dos colegios, una guardería, una iglesia y gestiona una residencia para 50 estudiantes y un taller de formación para la elaboración de artesanías, todo ello alimentado por un sistema de paneles solares instalado en colaboración con Energías Sin Fronteras.
 
En el ámbito de su trabajo por la difusión de la cultura camboyana, Kike promueve en Tahen la mayor escuela de baile tradicional camboyano del país, a la que acuden diariamente más de 150 niños, que obsequiaron a los invitados con una representación de sus mejores piezas de baile, sobre las que Rato se mostró sorprendido por su derroche de color, alegría y vida, especialmente por el Baile de la Bendición, que realizaron las niñas discapacitadas del Centro Arrupe. Sobre el trabajo de Kike recalcó el tremendo esfuerzo que Kike está realizando por la recuperación de la cultura popular camboyana y la integración social de las personas con discapacidad y víctimas de mina. Es impactante el grado enorme de integración que existe entre la labor de Kike, la Iglesia y el pueblo camboyano”. Tras la actuación, y tras despedirse de Kike y de todos los bailarines y voluntarios, Rato voló hacia Siem Reap para continuar con su visita a Camboya.
 
FOTOS: RAMÓN FIGAREDO

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