Allá que se va Zapatero a Qatar a la búsqueda del dinero, suponemos que ético y limpio a más no poder, ya que proviene de un país con tanta libertad política como económica (exactamente la misma, es decir, cero) y resulta que se nos da de bruces con una buena Moza que luce la portada de La Vanguardia.
Concretamente, Moza bin Naser, voto a Alá que buena moza por lo poco que deja ver su estricta vestimenta muslime, que dirige la ya famosa Fundación Qatar que se anuncia en las camisetas del Barça. Es de suponer que al menos tendrían tema de conversación gracias a Messi, Xavi, Iniesta y los otros maravillosos jugadores barcelonista. De Piqué suponemos que no hablaron, que no habría sido elegante sacar a la conversación a Shakira.
Siguiendo con el tema moruno, en Público se han enterado en estos días de que todos estos países eran terroríficas dictaduras, así que han decidido decirle a Gadafi que se vaya y, para que el líder libio no tenga problemas con los traductores, se lo dicen en árabe: grafía en blanco sobre fondo negro en portada y traducción justo debajo: "¡Vete!". El coronel seguro que está acojonado.
En el interior, y hablando de libertad y estas cosas, entrevistan nada menos que a Tariq Ramadan, "intelectual" radical árabe con sorprendente fama de moderado en Europa. Dice Ramadan, nieto del fundador de los Hermanos Musulmanes (eso son credenciales) que éstos no tomarán el poder en Egipto. Tranquilos nos quedamos.
Para que no haya confusiones sobre lo que piensa el individuo, la última pregunta nos lo aclara: "¿Cree que Occidente aceptará algún día cosas como el velo islámico? Sí, es cuestión de tiempo. No será rápido, faltan un par de generaciones más".
Vamos, que el progresismo no es que las mujeres en los países árabes se quiten los velos sino que lo pongan en los occidentales. Vamos bien.
Pero mientras hasta Público se da cuenta de que buena parte de los enemigos de Israel eran y son purulentas dictaduras, los más inasequibles al desaliento del antisemitismo en lugar de reivindicar al estado hebreo van encontrado la forma de echarle también la culpa.
¿No se lo creen? Pues lean el artículo de Ignacio Sotelo en El País. Sotelo, que por cierto recordemos que era partidario de entregar Ceuta y Melilla en pro de las buenas relaciones con Marruecos . El ínclito se permite comparar el control del ejército y los servicios secretos en los países árabes al prestigio del ejército en Israel, llama "tópico" al hecho de que el estado hebreo sea la única democracia en occidente y se atreve a afirmar que Israel "se acerca cada vez más a una teocracia".
Por supuesto, datos que apuntalen tales afirmaciones ni uno; la cara, con la que está cayendo, pues de cemento armado... quién sabe si bañado en petróleo.
Casi tan grotesco pero menos dañino, el relato del concierto de Miguel Bosé en Madrid, en el que se viene a decir que todos nos morimos de envidia por el artista (?), incluso que tenemos que "rendirnos ante la evidencia" de que es un "artistazo". ¡Qué tiempos aquellos en los que los críticos tenían un poco de pudor para hablar de los colegas!
Lo mejor de El Mundo es la foto de la cama de Gadafi en la página 25: está claro que se empieza por tener un gusto así de nefasto para la decoración y se acaba en genocida internacional. En cuanto a textos, no se pierdan el excelente artículo de Sostres sobre El discurso del Rey.
Cae en la tentación el columnista de comparar lo que se ve en la oscarizada película con esta España suya esta España nuestra, y obviamente no deja títere con cabeza: mientras que el film "va sobre un hombre que se esfuerza en estar a la altura de las circunstancias (...) sobre el sentido del deber, la conciencia de que hay cosas más grandes que tú y tu voluntad inmediata", resulta que "en España tenemos todo lo contrario".
Pero todo, todo: "El presidente del Gobierno lleva siete años practicando el populismo más absurdo y lamentable (...). La estrategia del jefe de la oposición (...) no está en absoluto inspirada en la lección de grandeza de Jorge VI, sino en la más absoluta vulgaridad".
Cómo nos gustaría que Sostres no tuviese razón.
En ABC dos de sus mejores columnistas diseccionan con dureza y crudeza la realidad: Tomás Cuesta le atiza una tremenda columna a Rubalcaba, al que llama "el profesor Bacterio" (y un aire se le da). "Puro polonio en bruto", lo llama, con párrafos espectaculares:
"Rubalcaba hace mutis por el foro y el tenebroso Freddy el Químico se enseñorea de la escena. La realidad es un proceso que se desarrolla "in vitro", una mentira alambicada, un redomado entuerto".
Tertsch, por su parte, apuesta porque el Gobierno nos lleva al "estado de excepción", y también nos gustaría decir que no tiene razón, pero... lean lean: "Las medidas adoptadas y las ya anunciadas tienen por objeto imponer en el país un virtual estado de excepción. El Gobierno, erigido en único intérprete de los intereses colectivos, adopta medidas extraordinarias, provisionales o no. Todas tienden a cercenar las libertades individuales, sirven para combatir a la oposición con las armas del Estado y otorgan discrecionalidad a la acción de gobernar".
Por último, en La Razón es Ussía el que le sacude con su columna a Pachi López (así lo escribe) por decir que los vascos buscan la libertad como los libios: "Los vascos no son nada libios", dice el columnista, "los libios buscan su libertad y los vascos, por españoles, la tienen".
Pues aquí lo dejamos, con otra gran verdad.