L D (EFE) En lugar del consabido ¿estudias o trabajas? o la socorrida petición de un cigarrillo, estos nuevos "saraos" proponen una nueva fórmula para establecer el primer contacto con la persona deseada: durante un margen de tiempo que los asistentes conocen antes de entrar en la sala, todo vale para comunicarse, menos las palabras.
En la puerta se indica la franja horaria en la que está prohibido conversar, que en las discotecas belgas varía entre una y dos horas, y se facilita a los asistentes un papel y un bolígrafo, para el caso de que, en lugar de miradas o gestos, decidan comunicarse por escrito.
Después de ese tiempo, la fiesta vuelve a la normalidad y se convierte en una noche como tantas otras, donde los que han tenido éxito ya pueden pasar a la acción haciendo uso de todas sus habilidades y atractivos.
Tras la buena acogida de sus dos primeras "Chuuut Party", una de las discotecas más conocidas de la capital belga ha decidido continuar programando estas fiestas cada semana, y el organizador más famoso de estos eventos en París tiene previsto estrenar esta semana la edición belga de su "Quiet Party".
En la puerta se indica la franja horaria en la que está prohibido conversar, que en las discotecas belgas varía entre una y dos horas, y se facilita a los asistentes un papel y un bolígrafo, para el caso de que, en lugar de miradas o gestos, decidan comunicarse por escrito.
Después de ese tiempo, la fiesta vuelve a la normalidad y se convierte en una noche como tantas otras, donde los que han tenido éxito ya pueden pasar a la acción haciendo uso de todas sus habilidades y atractivos.
Tras la buena acogida de sus dos primeras "Chuuut Party", una de las discotecas más conocidas de la capital belga ha decidido continuar programando estas fiestas cada semana, y el organizador más famoso de estos eventos en París tiene previsto estrenar esta semana la edición belga de su "Quiet Party".