Según ha informado el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), el juzgado de violencia doméstica número 4 de Barcelona ha acordado imputar al detenido, de 20 años, no sólo el homicidio de su esposa sino también el del bebé, que murió en el hospital horas después de nacer, debido a las graves lesiones que padecía por haberse quedado sin oxígeno tras el fallecimiento de su madre.
Al detenido, que cuenta con varios antecedentes pero ninguno de violencia doméstica, se le imputa también un delito de tenencia ilícita de armas, dado que no tenía permiso para manejar el arma con la que mató presuntamente a su compañera.
Este caso ha planteado un debate jurídico sobre la tipificación penal de la muerte de la niña, ya que las lesiones por las que finalmente falleció se le produjeron cuando aún era un feto -lo que podría constituir un delito de aborto-, pero la criatura nació y llegó a sobrevivir unas horas, con lo que legalmente adquirió personalidad propia. De hecho, la propia fiscalía ha pedido este jueves a la juez que imputara a Daniel D.T. dos homicidios, pero aceptando la posibilidad de que, alternativamente, se le acusara de un delito de homicidio y otro de aborto.
Finalmente, la juez ha resuelto imputar al detenido un doble homicidio, sin entrar en más disquisiciones jurídicas, en un auto en el que mantiene que hay suficientes indicios de que Daniel D.T. disparó a su compañera por detrás de la cabeza y en presencia de su otra hija de tres años.
El procesado, como mantuvo ante la policía catalana, ha declarado este jueves ante la juez que fue su esposa la que se disparó accidentalmente en la cabeza porque empezó a jugar con la pistola, que, según su versión, llevaba el seguro puesto pero guardaba una bala en la recámara, cuya existencia ignoraban.
De hecho, tras el tiro mortal, fue el propio joven quien llamó a los servicios de emergencias médicas para avisar de que su mujer "se había disparado en la cabeza". No obstante, la magistrada ha desmontado esa tesis exculpatoria porque, de acuerdo con la trayectoria del disparo, que se produjo a entre 30 y 50 centímetros de la víctima, "resulta prácticamente imposible que fuera ella misma la que se pusiera la pistola en la parte de atrás" de la cabeza.
En opinión de la juez, el disparo se produjo o bien durante una discusión en el interior del ascensor donde murió la joven o bien por una "inadecuada manipulación" que hizo que el arma se disparara. Sin embargo, la magistrada considera que la posterior conducta del imputado lo incrimina en el doble homicidio porque, tras el disparo, Daniel D.T. limpió la pistola y la escondió en el marco de una de las ventanas del edificio en que vivían.
"Qué sentido tenía quitarle (a la víctima) la pistola de la mano, si es que ella había disparado, qué sentido tenía limpiar la pistola y qué sentido tenía esconderla, esto es, ocultarla aunque fuera sólo temporalmente, si no es que lo fuera para eludir al menos momentáneamente su responsabilidad", remarca la juez en su auto.
Aunque al detenido no le consta ninguna denuncia previa por maltrato, ni su entorno ha mencionado enfrentamientos en la pareja, la juez recuerda en su escrito que hace una semana la víctima se marchó al domicilio de sus padres tras una discusión con su compañero.
En su auto, la magistrada expresa su preocupación por el futuro de la hija menor de la pareja, que actualmente está bajo la tutela de su abuela paterna, porque "desgraciadamente habrá quedado marcada para toda su vida" al haber presenciado el disparo que costó la vida a su madre y a su hermana.
Por este motivo, apremia a la Fiscalía a proponer las medidas de protección de la menor que crea oportunas, paralelamente a las que pueda adoptar la Dirección General de Atención a la Infancia y la Adolescencia (DGAIA).