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Prisa descubre ahora la crisis

Zapatero regaló La Sexta a sus amigos. Después les apoyó en la disputa por el fútbol, lo que fue tomado por Cebrián como una declaración de guerra. Ahora, Prisa, acuciada por las deudas, se lanza contra el Gobierno. Duro editorial de El País y Gabilondo pide la cabeza de Solbes y Sebastián.

(Raúl Vilas) La catástrofe económica que padece España en general y el Grupo Prisa en particular –el imperio mediático que construyó Jesús Polanco a la sombra del poder socialista vive su peor situación financiera– podría desencadenar la guerra definitiva entre el Gobierno y la editora de El País.

Juan Luis Cebrián ni perdona, ni olvida. Nunca ha disimulado su malestar por los favores de Zapatero al clan de Mediapro (Roures, Contreras, Ferreras, Barroso). El golpe de gracia llegó con el decidido apoyo, a través de TVE, del Gobierno a este grupo en la guerra del fútbol. Desde entonces comenzaron las hostilidades. Un primer aviso fue aquella portada y editorial de El País contra Carmén Chacón, a la sazón esposa de Miguel Barroso. De nada ha servido la mediación de Felipe González, para acabar con el "fuego amigo".

Tras unos meses de guerra fría, Cebrián parece haber encontrado en la debacle de la economía española su mejor arma para hacer pupa al Gobierno. En este contexto, el editorial de El País de este miércoles y, sobretodo, el durísimo comentario de Iñaki Gabilondo –auténtica correa de transmisión de la cúpula prisaica– anoche en su informativo de Cuatro, resultan muy esclarecedores.  

No fueron Esperanza Aguirre o los objetores a Educación para la Ciudadanía. Tampoco las víctimas del terrorismo o George W. Bush. Ni siquiera la Iglesia o los periodistas independientes que plantan cara al consenso progre imperante en los medios. Este martes, la diana de los dardos, envenenados como siempre, de Gabilondo fue el Gobierno. Sí, el ejecutivo socialista de Zapatero.

El que fuera periodista de éxito en sus tiempos radiofónicos pidió la dimisión de Pedro Solbes y Miguel Sebastián. Tras unas disquisiciones sobre el "fatalismo paralizante" que se ha "instalado" en la sociedad, Gabilondo decía que el Gobierno "está descolocado y abrumado por la magnitud de lo que ocurre" y "está respondiendo a las preguntas equivocadas". Hasta aquí nada fuera de lo normal, aunque cualquier crítica de este periodista a un Gobierno socialista es, cuando menos, llamativo.

Pero Gabilondo siguió: "Zapatero sostiene a un Solbes exhausto, a un Sebastián errático en la cúpula de su equipo y muchos otros ministros que están completamente quemados". A continuación exigió a Zapatero un "enérgico golpe de timón para cambiar el rumbo, con otra tripulación desde luego". "Cuando el calendario electoral lo permita, pero ni un día después, Zapatero ha de soltar lastre y agrupar un nuevo núcleo duro con gente capaz de mirar lejos y de embarcarse en una aventura de nuevo aliento".

Podría pensar el lector que Iñaki tuvo un mal día o que le sentó mal la comida. Pero horas después llegó el buque insignia de Prisa a los quioscos con un editorial en el que Zapatero y sus ministros tampoco salen muy bien parados. Critica El País que "el Gobierno se aferra a una sola tabla de salvación: que las casi 32.000 obras públicas del plan de inversiones municipalizadas empezarán a crear los 300.000 empleos prometidos. De nuevo, agobiado por unas estadísticas pésimas, el equipo económico se escuda detrás del voluntarismo y augura que en dos meses empezará a generarse empleo".

Y concluye con otro recadito a Moncloa, en la línea de Gabilondo: "Lo malo es que esas predicciones no están fundadas. Aunque las inversiones a través de los municipios estén bien concebidas, están huérfanas de gestión. Carecen de coordinación, seguimiento y análisis de rentabilidad en relación con el gasto aplicado. El Gobierno necesita disponer de unplan B;
y si está ya pensando en uno, apretar el acelerador".

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