L D (EFE) Kathleen Cravero, directora general del Programa de Desarrollo de las ONU (UNDP) para la prevención de crisis y la reconstrucción de Pakistán, aseveró que el próximo invierno es clave para llevar a cabo los principales retos del programa, pues la mayoría de la población que abandonó sus casas ha vuelto a su tierra de origen. A pesar de las afirmaciones del Gobierno paquistaní de que se ha completado el 90 por ciento de la reconstrucción a medio plazo en las zonas afectadas, según Cravero hay muy pocos cambios prácticos sobre el terreno.
"Las dos claves del programa, que son la reconstrucción y las compensaciones económicas, se han visto lastradas por serios problemas de ineficacia y corrupción", dijo. Este jueves, el presidente de Pakistán, general Pervez Musharraf, había afirmado que el 90 por ciento de la reconstrucción a medio plazo ha sido completada en el área de Azad Kashmir (Cachemira Libre), la parte de esa región bajo control de Pakistán.
En palabras del ex primer ministro cachemir Sardar Sikandar Hyat Khan, es triste ver que, un año después del terremoto, la realidad sobre el terreno es aún muy amarga. En lugar de aprender la lección sobre la catástrofe y montar mecanismos para prevenir y sobrellevar posibles desastres en el futuro, aseguró, el Gobierno no ha desarrollado una estrategia que permita llevar a cabo los programas de rehabilitación.
Khan, que era el primer ministro regional en el momento en que se produjo el terremoto y cuyo mandato terminó hace dos meses, dijo que la gente de Cachemira sale adelante gracias a su resistencia y su duro trabajo, más que por las reformas estatales y las ayudas a la reconstrucción. Un año después del seísmo, distintas agencias internacionales de donantes han pedido a la Autoridad para la Reconstrucción y Rehabilitación tras el Terremoto (ERRA), formada tras la catástrofe, que ponga en práctica un plan de protección de los supervivientes ante el duro invierno que se avecina.
La ERRA asegura que el 30 por ciento de los afectados por el terremoto ya han iniciado las labores de reconstrucción y que el 60 por ciento de ellos cumplen con los estándares de seguridad recomendados por las autoridades. Según un documento de ese organismo, los planes generales de Muzaffarabad y Bagh, las dos ciudades principales de la Cachemira paquistaní devastadas por el seísmo, ya han sido ejecutados, mientras los de Rawlakot y New Balakot en la Provincia de la Frontera Noroeste, se encuentran en su fase final.
Sin embargo, la ONG Oxfam, que ha trabajado en la zona desde que tuvo lugar el terremoto, afirma que sólo el 17 por ciento de los 450.000 propietarios de casas afectadas han comenzado a construir viviendas permanentes. Según Oxfam, la corrupción en la zona, unida a la dificultad de acceso, la magnitud de la catástrofe, las condiciones climáticas extremas y algunos fallos en la ayuda a algunos grupos vulnerables, han dificultado la reconstrucción. En un informe reciente, esa organización no gubernamental expresa temores de que al menos 1,8 millones de personas afronten otro invierno en condiciones precarias debido a la corrupción que impide que la distribución del dinero sea la adecuada.
La ayuda no llega fácilmente porque en muchos casos los funcionarios y los responsables de la distribución del dinero no expiden documentos importantes hasta que no reciben el soborno correspondiente o, en su defecto, un porcentaje de la cantidad. El resultado es que la mayoría de los afectados, cerca de dos millones de personas, pasarán el próximo invierno en refugios temporales, con las primeras nevadas ya a la vuelta de la esquina.
"Las dos claves del programa, que son la reconstrucción y las compensaciones económicas, se han visto lastradas por serios problemas de ineficacia y corrupción", dijo. Este jueves, el presidente de Pakistán, general Pervez Musharraf, había afirmado que el 90 por ciento de la reconstrucción a medio plazo ha sido completada en el área de Azad Kashmir (Cachemira Libre), la parte de esa región bajo control de Pakistán.
En palabras del ex primer ministro cachemir Sardar Sikandar Hyat Khan, es triste ver que, un año después del terremoto, la realidad sobre el terreno es aún muy amarga. En lugar de aprender la lección sobre la catástrofe y montar mecanismos para prevenir y sobrellevar posibles desastres en el futuro, aseguró, el Gobierno no ha desarrollado una estrategia que permita llevar a cabo los programas de rehabilitación.
Khan, que era el primer ministro regional en el momento en que se produjo el terremoto y cuyo mandato terminó hace dos meses, dijo que la gente de Cachemira sale adelante gracias a su resistencia y su duro trabajo, más que por las reformas estatales y las ayudas a la reconstrucción. Un año después del seísmo, distintas agencias internacionales de donantes han pedido a la Autoridad para la Reconstrucción y Rehabilitación tras el Terremoto (ERRA), formada tras la catástrofe, que ponga en práctica un plan de protección de los supervivientes ante el duro invierno que se avecina.
La ERRA asegura que el 30 por ciento de los afectados por el terremoto ya han iniciado las labores de reconstrucción y que el 60 por ciento de ellos cumplen con los estándares de seguridad recomendados por las autoridades. Según un documento de ese organismo, los planes generales de Muzaffarabad y Bagh, las dos ciudades principales de la Cachemira paquistaní devastadas por el seísmo, ya han sido ejecutados, mientras los de Rawlakot y New Balakot en la Provincia de la Frontera Noroeste, se encuentran en su fase final.
Sin embargo, la ONG Oxfam, que ha trabajado en la zona desde que tuvo lugar el terremoto, afirma que sólo el 17 por ciento de los 450.000 propietarios de casas afectadas han comenzado a construir viviendas permanentes. Según Oxfam, la corrupción en la zona, unida a la dificultad de acceso, la magnitud de la catástrofe, las condiciones climáticas extremas y algunos fallos en la ayuda a algunos grupos vulnerables, han dificultado la reconstrucción. En un informe reciente, esa organización no gubernamental expresa temores de que al menos 1,8 millones de personas afronten otro invierno en condiciones precarias debido a la corrupción que impide que la distribución del dinero sea la adecuada.
La ayuda no llega fácilmente porque en muchos casos los funcionarios y los responsables de la distribución del dinero no expiden documentos importantes hasta que no reciben el soborno correspondiente o, en su defecto, un porcentaje de la cantidad. El resultado es que la mayoría de los afectados, cerca de dos millones de personas, pasarán el próximo invierno en refugios temporales, con las primeras nevadas ya a la vuelta de la esquina.