Este programa, impulsado en el año 2007, envía a muchas de las personas sin techo de la ciudad de Nueva York a otros estados como Florida, Georgia, Carolina del Norte y Carolina del Sur; e incluso a otros países como Puerto Rico, Sudáfrica o Francia, destinos frecuentes de estos "reubicados".
Muchas de las personas que se han acogido a esta iniciativa eran residentes de Nueva York que, por dificultades económicas, perdieron su trabajo y se vieron obligados a recurrir a los albergues; mientras que otros, dice el diario The New York Times, vuelven a sus lugares de origen por otros problemas relacionados con la dificultad del mercado laboral o el alto coste de la vida de la ciudad.
Las personas que deciden regresar a sus lugares de origen entran en contacto con trabajadores sociales que, una vez que han comprobado su situación, les entregan sus billetes de un solo trayecto de tren, autobús o avión para marcharse de Nueva York.
"Las familias pueden estar en los aviones, trenes o autobuses en cuestión de horas, aunque algunas veces las autoridades esperan algunos días para evitar las tarifas más elevadas", agregan.
Nueva York gasta en ese programa 500.000 dólares (354.000 euros) al año y utiliza una agencia de viajes local para los traslados dentro de Estados Unidos, mientras que es el departamento municipal de servicios a las personas sin hogar el que se encarga de comprar los billetes internacionales.
"Queremos ayudar a tantas familias como necesiten asistencia", dijo al diario la directora de ese servicio, Vida Chavez-Downes, que indicó que el ayuntamiento de Nueva York "ha pagado también visados y pasaportes, ido a consulados o escrito cartas" para esas personas.
Ese servicio también les ha proporcionado, en algunas ocasiones, un préstamo para que paguen los primeros meses de alquiler o muebles para que se instalen en su nuevo destino, y ha comprobado posteriormente que han llegado bien a sus nuevos destinos.
Ninguna de las familias que se han acogido a este programa han vuelto a los albergues neoyorquinos, declararon al diario neoyorquino fuentes municipales.