El diario recurre a los dos ex dirigentes políticos para analizar la situación de España, que ve muy preocupante: apunta a una "espiral de déficit", a un paro de casi el 20 por ciento y del riesgo de quiebra social por los primeros recortes impulsados por Zapatero. Habla, incluso, de las graves consecuencias en el euro de una hipotética quiebra de España.
Ante este panorama, The New York Times decide preguntar a Santiago Carrillo y Manuel Fraga. Ambos concedieron una entrevista a este medio el mes pasado y el diario contrapone en un artículo sus opiniones, parecidas sólo en un asunto: la valoración de la crisis por la que pasa España. Fraga sentencia que Zapatero debió haber actuado antes "y ahora necesita hacer más, de inmediato". Apunta a una muy delicada situación. Carrillo, mientras, coincide en que ésta es "bastante crítica" y alerta de que las cosas se pueden poner "muy feas".
Aquí terminan las coincidencias. Después, el diario pregunta a cada uno por distintos temas en los que quedan bien claras sus discrepancias. Un ejemplo es su opinión sobre Baltasar Garzón, alabado en el mismo medio hace unos meses. Fraga sentencia que debería "mantenerse tan lejos de España como sea posible". Para Carrillo, la causa contra el franquismo que trató de abrir el juez estrella está plenamente justificada porque sus víctimas aún no han sido "rehabilitadas".
El presidente de honor del PP también deja bien claras sus ideas sobre el burka. Apunta que su prohibición también es un asunto de seguridad. "Incluso un burro entendería que alguien a quien no se le puede ver la cara es un peligro potencial". Sobre el reciente fallo del Estatuto, sentencia que "Cataluña siempre ha sido parte de España y la inmensa mayoría de sus habitantes quiere pertenecer dentro de España".
Carrillo, mientras, reitera sus habituales ataques al PP y a la Iglesia, a la que culpa, como suele, de todos los males. Dice que España sigue en manos de "los herederos de Franco" y afirma que el país está "mucho más polarizado" que en la Transición y que la Iglesia "tiene buena parte de responsabilidad" en ello.
Carrillo y Paracuellos
Pese a que el diario hace un bondadoso retrato de Santiago Carrillo –"tuvo un importante papel en la transformación de España", "encabezó la resistencia contra Franco"–, le hace la pregunta que seguramente más teme el ex dirigente comunista a la hora de conceder entrevistas: Paracuellos.
The New York Times recuerda que el papel de Carrillo en la Guerra Civil se ve ensombrecido por "la masacre de miles de prisioneros en Paracuellos, en las afueras de Madrid, cuando Carrillo estaba encargado de la seguridad en la ciudad". En su respuesta, el comunista responde, como suele, descartando cualquier responsabilidad en el crimen: "Lo que pasaba fuera de Madrid estaba completamente fuera de control y más allá de mi responsabilidad".