L D (EFE) "Ni podemos renunciar a lo que son las fuentes de nuestra fe, ni tampoco a las verdaderas raíces de nuestra cultura, de nuestra historia", añadió el cardenal en alusión a la regulación de la asignatura de religión que ha realizado el Gobierno y con la que la Iglesia no está de acuerdo. Precisó que eso "no quiere decir que no tengamos que estar abiertos y llenos de comprensión y respeto a los que tienen otras ideas, otros modos de comportamiento religioso y social".
Sostuvo que "no se nos puede pedir que renunciemos a ofrecer públicamente nuestros convencimientos religiosos y de hacerlo de una manera humilde, positiva y convincente" y precisó que "no se trata de imponer a nadie ni nuestras creencias religiosas, ni nuestra moral, simplemente ofrecemos aquello que tenemos".
En su homilía se refirió a las "muchas dificultades" que hay en la Iglesia y en el mundo y admitió que "la Iglesia y los cristianos hemos perdido mucha influencia en la sociedad y tenemos que afrontar duras situaciones de empobrecimiento". No obstante, señaló que "no es el momento de mirar atrás añorando tiempos aparente o realmente más fáciles y más fecundos" y afirmó que "Dios nos llama a la humildad y a la confianza, seguros de que en nuestra debilidad actual se manifestará el poder de su gracia y de su misericordia".
"Nuestra existencia, nuestra historia es imposible sin Dios. No sólo se derrumbarían las más sólidas y queridas tradiciones religiosas, culturales y morales, sino que nos quedaríamos sin luz para responder a los interrogantes más importantes y al mismo sentido de nuestra existencia", aseguró Amigo Vallejo.
Aseguró que "el cristianismo está abierto a todo lo que hay de justo, verdadero y puro en las culturas y en las civilizaciones" y afirmó que la Iglesia "reconoce y acoge de buen grado los auténticos valores de la cultura de nuestro tiempo, como el conocimiento científico y el desarrollo tecnológico, los derechos del hombre, la libertad religiosa y la democracia".
Sostuvo que "no se nos puede pedir que renunciemos a ofrecer públicamente nuestros convencimientos religiosos y de hacerlo de una manera humilde, positiva y convincente" y precisó que "no se trata de imponer a nadie ni nuestras creencias religiosas, ni nuestra moral, simplemente ofrecemos aquello que tenemos".
En su homilía se refirió a las "muchas dificultades" que hay en la Iglesia y en el mundo y admitió que "la Iglesia y los cristianos hemos perdido mucha influencia en la sociedad y tenemos que afrontar duras situaciones de empobrecimiento". No obstante, señaló que "no es el momento de mirar atrás añorando tiempos aparente o realmente más fáciles y más fecundos" y afirmó que "Dios nos llama a la humildad y a la confianza, seguros de que en nuestra debilidad actual se manifestará el poder de su gracia y de su misericordia".
"Nuestra existencia, nuestra historia es imposible sin Dios. No sólo se derrumbarían las más sólidas y queridas tradiciones religiosas, culturales y morales, sino que nos quedaríamos sin luz para responder a los interrogantes más importantes y al mismo sentido de nuestra existencia", aseguró Amigo Vallejo.
Aseguró que "el cristianismo está abierto a todo lo que hay de justo, verdadero y puro en las culturas y en las civilizaciones" y afirmó que la Iglesia "reconoce y acoge de buen grado los auténticos valores de la cultura de nuestro tiempo, como el conocimiento científico y el desarrollo tecnológico, los derechos del hombre, la libertad religiosa y la democracia".