L D (Agencias) La misa en memoria del Papa Juan Pablo II, primer acto solemne dentro de los llamado "novendiali", los nueve días de celebraciones religiosas en memoria de Juan Pablo II, comenzó a las 10:30 horas de la mañana de este domingo. Estuvo oficiada por el hasta ahora secretario de Estado, el cardenal Angelo Sodano, que llamó al fallecido Pontífice "Juan Pablo II El Grande". Los fieles, cada vez que se nombraba a Karol Wojtyla rompían a aplaudir. Lo mismo hcieron cuando finalizó el cántico del Regina Coelis, que se reza en periodo de Pacua en lugar del Ángelus.
26 años de "Juan Pablo II el Grande"
Durante la ceremonia, Sodano, que ya no es Secretario de Estado, resaltó los 26 años de pontificado de Juan Pablo II y dijo que el Pontífice es el canto de la civilización del amor. También manifestó que el fallecido Obispo de Roma enseñó durante esos 26 años que la muerte es el pase hacia la patria del cielo y que mientras se llora la partida de Juan Pablo II hay que abrir el corazón hacia la visión de nuestro eterno destino.
El cardenal recordó que este segundo domingo de Pascua la Iglesia celebra la Divina Misericordia, instituida por Juan Pablo II para honrar el culto impulsado por la santa polaca Faustina Kowalska, de la que el Pontífice se considera un discípulo.
Constante afluencia de files a la Plaza de San Pedro
Más de 100.000 personas llegaron a concentrarse en torno a la medianoche en la Plaza de San Pedro tras conocerse la noticia de la muerte del anciano Pontífice, de 84 años y quien falleció a las 21.37 hora local del sábado. Los rezos, las velas y esporádicos aplausos generales de los presentes, dirigidos a la figura del Papa, fueron la nota dominante en esa improvisada concentración en las primeras horas de este 3 de abril.
Con el pasar de las horas el recinto se fue despoblando, aunque algunos centenares de personas, en su mayoría jóvenes, permanecieron en vigilia toda la noche. El amanecer empezó a iluminar la plaza y con él miles de personas empezaron a acudir en silencio y sin convocatoria alguna, para dirigir sus miradas al tercer piso del Palacio Apostólico, donde estaban las dependencias privadas del Pontífice.