L D (EFE) El ex componente del mítico cuarteto británico hizo un alarde de profesionalidad sobre el escenario y mostró su capacidad para crear espectáculo y el público asturiano supo agradecérselo con una entrega total durante las dos horas y media del concierto en el que muchos temas fueron coreados por los asistentes. La nostalgia y la fuerza del espectáculo de esta leyenda viva de la banda británica logró tapar los huecos de un aforo a medio llenar y que se dejó llevar por el repaso que Sir Paul hizo de algunos de los temas más conocidos de "The Beatles".
A lo largo de los 33 canciones que compusieron el recital, McCartney y sus músicos lograron establecer una comunicación total con el público apoyada en los continuos guiños en español del zurdo de Liverpool y en el ritmo de la selección musical, que alternó descargas del más puro rock and roll con baladas acústicas llenas del espíritu hippy que inspiró la década de los años sesenta. Al grito de guerra de "listos para el rock and roll" y con ´Jet´, de su etapa como líder de "Wings", McCartney inició su actuación a las 22.37 horas, con más de treinta minutos de retraso sobre el horario previsto, su gira europea "04 Summer Tour", que en las próximas semanas le llevará a otras 12 ciudades europeas, entre ellas, Lisboa, el próximo viernes, y Madrid, el 30 de mayo.
Tras "Jet", McCartney saludó al público con un "hola Gijón, hola Asturias, viva España", y entonó entonces la popular "All my loving", con la que puso literalmente a bailar a todo el estadio. Rusty Anderson y Brian Ray, a las guitarras; Wix Wickens, en los teclados, y Abe Laboriel Jr, en la batería, fueron los encargados de recuperar los sonidos de la desaparecida banda de Liverpool y de hacerlos llegar con las técnicas del siglo XXI al público asturiano. Con "Let me roll it" McCartney y sus músicos dejaron sentadas las bases de su apuesta rockera para esta primera actuación de su gira europea, en la que también se pudo escuchar por primera vez en directo "She´s a woman".
A lo largo de las casi dos horas y media de concierto, McCartney, que empezó ataviado con americana roja y zapatos del mismo color y terminó en camiseta, fue dando paso a una treintena de temas, que en su mayoría fueron éxitos de los The Beatles y Wings, en un escenario en el que el sonido, la imagen y la iluminación requirieron de unos 20 millones de vatios que permitiesen dar el gran espectáculo con el que músico ha querido abrir su gira por el viejo continente. Sin dejar en ningún momento el escenario, y seguido muy de cerca por su mujer, la ex modelo Heather Mills, Sir Paul se atrevió con una retahíla de temas acústicos que interpretó sólo en el escenario y acompañado únicamente de los sones de su guitarra.
En este punto, la noche vivió uno de sus momentos más emotivos cuando señalado con el dedo índice hacia el cielo, McCartney dedicó "Here today" a John Lennon, antes de que la banda regresará al escenario para apurar "All things must pass", tema éste para el recuerdo del otro ex beatle fallecido, George Harrison. El mismo McCartney preguntó al público si quería que también le dedicase un tema Ringo Star, y ante la masiva respuesta afirmativa entonó "a capella" los sones del "Yellow submarine" aunque fueron miles las voces que le acompañaron. Cuando interpretó "Live and let die" fue el momento elegido para llenar el cielo de Gijón con espectaculares fuegos artificiales y el escenario de llamaradas que hicieron vibrar al público. Eran la 00:30 horas cuando sonaban los últimos acordes de "Hey jude" y McCartney y sus músicos de despedían del público que, a fuerza de aplausos, obligó el solista a interpretar cinco bises, entre los que no faltó "Yesterday", que pobló las gradas de El Molinón de miles de llamas de mechero.