"El motivo principal fue vengarse del ex marido, el padre de sus hijos. Ningún razonamiento racional puede justificar la agresión a alguno de los hijos, cuando menos el asesinato", dijo el juez Philip McMurdo, del Tribunal Supremo de Brisbane, al leer la sentencia, según la emisora de radio ABC.
El magistrado afirmó que la disputa por la custodia de los niños entre los padres no justifica un crimen como este. La madre, cuya identidad no ha sido difundida, recibió en 2002 una orden judicial para que sus hijos, dos niños de 16 y 8 años y una niña de 10, pasasen el día de Navidad con su padre.
Disgustada por el fallo, la mujer les dijo a sus hijos que se iban a dar una vuelta en coche y diluyó pastillas de dormir con los vasos de leche que les ofreció antes de salir. Una vez en el coche, en el mismo garaje de su casa en Sandstone Point, en el estado de Queensland, la mujer conectó el extremo de una manguera al tubo de escape y la otra la introdujo en el interior del vehículo y encendió el motor.
La idea era que muriesen todos juntos allí, pero la madre y el mayor, que es discapacitado físico y mental, abandonaron el coche. Dos días después, el 22 de noviembre de 2002, los cadáveres de los menores fueron descubiertos en el asiento trasero del vehículo los cadáveres y los forenses determinaron que habían muerto asfixiados por el monóxido de carbono. La defensa alegó durante el juicio que la madre sufría una profunda depresión.
Mató a sus hijos para que no vieran a su padre
Una australiana de 43 años ha sido condenada a 20 años de cárcel por asesinar a sus dos hijos menores y a otros 15 años de prisión por el intento de asesinato del mayor para impedir que pasasen el día de Navidad con su padre.
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