L D (EFE) El agotamiento físico haca mella en los más de 3.000 bomberos que participan desde la noche del miércoles en una batalla contra el fuego que comenzó en el área de Chatsworth, al noroeste de la ciudad, por causas que, por el momento, se desconocen.
Sin embargo, el departamento de bomberos confirmó que un 20 por ciento del incendio está bajo control, aunque continúa la lucha en un frente de 25 kilómetros. Un descenso de las temperaturas y la disminución de los vientos secos del desierto facilitan las tareas de extinción.
Sin embargo, las llamas han sido mantenidas en todo momento alejadas de los principales núcleos urbanos. Hasta el momento sólo tres hogares ha sido pasto del fuego, además de seis estructuras no utilizadas como vivienda. Tampoco se han registrado víctimas y sólo un bombero, que sufrió un golpe en la cabeza, ha resultado herido.
Según el cuerpo de bomberos, durante su lucha contra el incendio han sido capaces de salvar más de 2.000 hogares de las llamas. Sin embargo, continúa la evacuación obligatoria de 1.500 personas cuyos hogares peligran ante el avance de las llamas. Además, millares de personas han abandonado sus casas ante el temor de que cambien las condiciones climáticas y se avive el fuego.
Fuera de control
Aún así la situación continúa fuera de control, manteniendo una densa humareda que se divisa desde toda la ciudad. Ante la preocupación de los residentes de la segunda ciudad más poblada de EEUU, la Alcaldía de Los Angeles informó de que el incendio no representa un peligro inminente para la urbe.
La situación es muy diferente en el lugar del incendio, en la frontera entre el condado de Los Angeles y el de Ventura. Esa zona entre montañas, de espaldas a las playas de Malibú, es conocida por la amplitud del terreno en el que han proliferado las urbanizaciones de clase acomodada, además de numerosos ranchos y viviendas multimillonarias.
Además, las altas temperaturas que se registran estos días en Los Angeles, con 32 grados centígrados de media, y la falta de humedad, así como la presencia de los vientos de Santa Ana, procedentes del desierto, juegan a favor del incendio.
Evacuaciones forzosas
La Cruz Roja informó de que el número de evacuaciones forzosas asciende a 1500 personas. Junto a la protección de las viviendas, la labor de los bomberos se ha concentrado en utilizar la autopista 101 como cortafuegos y evitar que las llamas crucen al suroeste de esta muy transitada ruta.
La autopista cruza California de norte a sur, paralela a la costa del Pacífico, uniendo San Francisco con Los Angeles y es una de las principales vías del corazón de la ciudad hacia los barrios de la periferia situados cerca del mar. Por el momento, el incendio ruge con toda su fuerza hacia el noreste de esta vía pero, según las autoridades, su paso al otro lado pondría en peligro una zona mucho más poblada.
"Como salte la 101 no parará hasta llegar al océano", vaticinó el supervisor del condado de Los Angeles Zev Yaroslavsky. Por esta razón, la Alcaldía de Los Angeles pidió hoy a sus residentes que eviten el tráfico innecesario en esta autopista, que ha sido cortada varias veces para dar prioridad a los bomberos. A los cinco centros de evacuación organizados por las autoridades locales y la Cruz Roja se une la declaración local de emergencia para proporcionar una mejor ayuda a la zona.
En él área de Chatsworth y de Calabasas, dos de las más afectadas por el incendio, también se han suspendido las clases para evitar que las familias estén separadas y mantener libres las carreteras. Asimismo existe una gran preocupación en la zona por la mala calidad ambiental, tras más de 24 horas de gran humareda provocada por el fuego y que complica la continuidad de las labores de extinción desde el aire ante la escasa visibilidad.
Este viernes se espera la presencia en la zona afectada del gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, para conocer en persona unos daños que por el momento ascienden a 2,8 millones de dólares.