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Margaret Thatcher comía hasta 28 huevos a la semana

La dieta secreta de Margaret Thatcher para adelgazar cuando llegó a Downing Street en 1979, consistió en huevos y más huevos, según revelan sus inéditos papeles personales conservados en la Universidad de Cambridge. La dieta le permitía tomar whisky, su bebida favorita.

Thatcher que siguió estrictamente durante dos semanas la falsamente llamada "dieta de la clínica Mayo" comía huevos por la mañana, al mediodía y a veces incluso por la noche, hasta un total de veintiocho por semana, además de ensalada, espinacas y algo de carne.

La dieta, destinada a hacerle perder unos diez kilos en dos semanas, le permitía tomar whisky, su bebida preferida, sólo los días que no consumiese carne. Los modernos nutricionistas se dicen horrorizados por un régimen que podría derivar en complicaciones gastrointestinales como flatulencias, halitosis y estreñimiento.

La clínica Mayo, de Estados Unidos, ha repudiado esa dieta bautizada fraudulentamente con su nombre. El nutricionista jefe de la famosa clínica, Donald Hensrud, declaró al diario The Times, que él le habría desaconsejado inmediatamente esa dieta a la dirigente británica.

"Es una dieta baja en hidratos de carbono, pero muy restrictiva, sin cereales integrales y con muy pocos lácteos. Cuanto más restrictiva es una dieta, más problemas de salud general. Es potencialmente peligrosa", explica Hensrud.

Otros documentos publicados del primer año de gobierno de Margaret Thatcher revelan cosas más serias que su dieta como la gestación de su famosa frase de que "no hay tal cosa como la sociedad. Hay individuos, hombres y mujeres, y hay familias".

Aunque la líder conservadora no pronunció esa frase hasta 1987, en unas declaraciones a la revista femenina Woman's Own, ocho años antes escribió otras que la anticipan mientras se preparaba para su primer congreso del Partido Conservador como primera ministra.

"La ética es siempre personal. No hay tal cosa como una conciencia colectiva, una amabilidad colectiva, una delicadeza colectiva, una libertad colectiva", escribió entonces la Dama de Hierro.

Y agregaba: "Hablar de justicia social, de responsabilidad social, de un nuevo orden mundial, puede ser fácil y hacernos sentir bien, pero no nos absuelve a cada uno de nosotros de la responsabilidad individual".

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