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Lucía Bosé volvería a casarse con Dominguín pese a admitir que tiene "medalla de oro" en cuernos

A sus 72 años de edad y un rostro que no oculta el paso del tiempo -"mi trabajo me ha costado tener estas arrugas", dice- Lucía Bosé ha querido contar su vida en una biografía. Una vida marcada por su matrimonio con Luis Miguel Dominguín, "el torero", como ella le llama, y con quien no duda volvería a casarse, pese a admitir que "yo, en cuestión de cuernos, medalla de oro".

L D (EFE) "Ha sido lo mejor de mi vida. Con él viví un amor apasionado, un amor maravilloso, aunque luego se rompiera. Fue una historia de amor profunda, intensa. Además, me dio tres hijos maravillosos", comentó hoy la actriz en la presentación a la prensa de su biografía, "Diva, divina", que, tras muchas horas de conversación, ha escrito la periodista Begoña Aranguren.

"Me ha captado muy bien", comentó Lucía Bosé, a quien, después de vivir en España durante 48 años, hay todavía gente que se dirige a ella como si fuera extranjera, algo que realmente le molesta, y mucho. "Soy más española que italiana. Vivo aquí porque me siento muy a gusto, porque me gusta España. Soy española, vivo en Castilla", recalcó.

El pelo de Lucía Bosé es azul. Como azul son las uñas de sus manos, o su atuendo. Azul es también el color escogido por la editorial (Planeta) para encuadernar su libro de memorias, a las que se ha enfrentado como si se tratara de un psicoanálisis. "Contar te libera", dice quien prefiere el presente y el futuro al pasado. "Recordar es un acto de coraje, no de soberbia", insiste la actriz que, en la distancia corta, exhala un aroma a sándalo.

Se ríe Lucía Bosé de las mujeres que recurren a la cirugía estética "para ponerse unas tetas enormes, o unos labios que estallan de silicona", y asegura llevar bien el paso del tiempo. "He sido guapa. Ahora es otra cosa", dice quien a los 16 años, tras una infancia y una adolescencia muy dura, marcada por la guerra, fue elegida Miss Italia, título que le abrió las puertas del cine. "Para mí no es duro el declive físico. Depende de lo que cada mujer busque en la vida. Y en mi caso, ahora, no es un hombre", insiste.

Tras su tormentosa separación del torero -"yo, en cuestión de cuernos, medalla de oro", dice en su biografía- la actriz, que había rodado con Antonioni, Visconti, Fellini y en España con Bardem y Buñuel, entre otros grandes del cine, se prometió a sí misma no volver a casarse. "Nunca, jamás, me dije entonces y mantengo hoy", recuerda. "La convivencia es tremenda, mata todo. Nos empeñamos, y nos engañamos queriendo vivir con un desconocido", argumenta la actriz, quien después del torero vivió, como cuenta en el libro, una apasionada historia de amor "verdadero" con un diplomático italiano que conoció en París y cuyo nombre no quiere dar a conocer, a pesar de que murió poco después de conocerle.

Antes de venir a España -conoció a Dominguín cuando vino a rodar con Bardem "Muerte de un ciclista", y ya no pudo separarse de él-, en Italia Lucía Bosé vivió otra historia de amor con el que ella considera su Pigmalión, Eduardo Visconti, hermano de Luchino. Luego ha tenido "aventuras, pero cada uno en su casa", dice quien en su historia con el torero no pretende, ni ha pretendido nunca, aparecer como la buena. Esta mujer de coraje, que, como cuenta en el libro, si hubiera tenido la posibilidad, hubiera vuelto con el torero, diciéndole "hazme más daño", no se arrepiente de nada, ni cambiaría nada sustancial del pasado. Tan sólo "pegaría tres bofetadas con toda mi alma a una persona que no debo mencionar ahora". "Hasta hoy no me he estrellado. He sido y soy como una trapecista sin red. Me he caído, pero siempre he logrado levantarme", concluye esta actriz que, por propia decisión, entregó al cine el cincuenta por ciento de su vida. "El cincuenta restante -dice- lo quise para vivir".

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