Otra mañana amarga para los Bono, gracias a la nueva información de La Gaceta. Si el domingo desvelaba que los ingresos del cabeza de familia no justificaba su abultado patrimonio, este lunes el presidente del Congreso desayuna leyendo cómo el diario ha descubierto sus trucos para esconder los bienes reales de la sociedad patrimonial.
Esta sociedad, creada en 2004, misteriosamente mantiene un capital social entre los 630.000 y 658.000 euros siempre. Lo cual no sería extraño para cualquier otra sociedad, pero sí para esta, que se ha dedicado frenéticamente a la adquisición de nuevas viviendas y propiedades. De hecho, según La Gaceta, al sumar todas las propiedades que en un momento u otro han sido adquiridas en nombre de Saja, la cantidad total real es de 2.445.551 euros en bienes inmuebles.
¿Cómo han logrado mantenerse en esas cifras tan bajas, con tantas adquisiciones? Con movimientos certeros y puntuales, a lo largo de seis años. La familia no incluye algunas propiedades a la escritura – a lo que no están obligados por ley- lo que les permite mantener la falsa impresión de que Saja mantiene siempre unos bienes inmuebles estáticos. Pero no es así.
En el caso de los dos áticos que adquiere la patrimonial en Estepona, valorados en 925.000 euros, y del ático de lujo en el centro de Madrid, valorado en 991.600 euros, e hipotecado en 550.000. A pesar de no incluirse en la escritura de la sociedad, sí que es su sede social, aunque aún hoy permanezca deshabitado.
La Gaceta desglosa los movimientos que realiza la sociedad durante seis años, en los que los cambios y recambios de dueño de las 12 propiedades que adquiere resultan de lo más sospechoso. Incluso, en diciembre de 2008, los administradores de la sociedad elaboran un informe en elq ue aseguran que Ana Bono Rodríguez, la hija del matromonio de 26 años recién cumplidos, es acreedora de la sociedad por un crédito de 342.000 euros.
Caballos regalados para su hípica
Este lunes, El Confidencial también indica que el empresario Rafael Santamaría, amigo íntimo de Bono, regaló varios caballos a la hípica propiedad del presidente del Congreso y que son los que utiliza su hijo en las competiciones oficiales.
De hecho, el valor de dos caballos ascendía a 200.000 euros. “No tengo ningún comentario que hacer”, dijo Rafael Santamaría al ser preguntado. Estos animales, de origen frances, han sido utilizados decenas de veces por el vástago de Bono, jinete profesional, en concursos hípicos.