L D (EFE) "Licks World Tour" es el nombre que hace referencia al último disco de la banda que conmemora sus cuarenta años con una recopilación de cuarenta de sus éxitos. El próximo viernes tocarán en Madrid y el domingo en Barcelona, mientras que en agosto actuarán en Benidorm. Jagger, Richards, Watts y Wood ofrecieron un repertorio tradicional en las actuaciones del grupo, perfectamente interpretado y con la misma intensidad física que hace años, especialmente Jagger.
Con el respaldo de unos medios técnicos impresionantes y su habitual sólida banda de apoyo, los Stones demostraron que el tiempo no corre para ellos, al menos en directo, pese a tener 60 años. Abrieron el concierto con "Brown sugar", "Start me up", con la que público ya estaba dando botes, "You got me rocking" y "Don´t stop". Para entonces, Jagger ya había hecho referencia al concierto suspendido hace cinco años, cuando la banda ya estaba instalada en un hotel de San Sebastián, y lo hizo con una frase en euskera: "azkenean hemen gaude" (finalmente estamos aquí).
Después del energético arranque, Sir Jagger anunció en castellano que "vamos a relajarnos un poco", con lo que dio paso a su más famosa balada, "Angie", con la que no podían faltar los mecheros encendidos. A partir de aquí comenzó una fase menos intensa, en la que se presentó a todos los miembros de la banda de acompañamiento, con las mayores ovaciones para Bobby Keys (saxo) y Lisa Fischer (coros), y Keith Richards cantó dos canciones.
Después de una hora de actuación, se pasó a la parte fuerte de la noche, en la que Richards tuvo un mayor protagonismo con sus "riffs" y se exprimieron los "efectos especiales" del escenario. Esta segunda parte comenzó con una espectacular "Simphaty for the devil", con dos grandes lenguas fuego y el escenario iluminado en rojo, tras la cual la banda se trasladó al escenario pequeño, en el medio del campo y conectado con el principal por una pasarela de cincuenta metros. Allí interpretaron tres canciones, que comenzaron con un blues y culminaron con la versión de "Like a rolling stone".
De vuelta al gran escenario de 1.675 metros cuadrados, comenzó el sprint final con "It´s only rock and roll (but I liked)", "Honky Tonk woman" y "(I can´t get no) Satisfaction", bajo una nube de confetti rojo. Después de dos horas de actuación, el único bis, con fuegos artificiales incluidos, fue "Jumpin Jack Flash". Con anterioridad a los Rolling Stones, Chrissie Hynde y sus Pretenders ofrecieron un sólido concierto rockero, en el que tocaron durante 45 minutos sus éxitos de hace dos décadas, aunque el público ya lo había olvidado cuando una hora después salieron al escenario los dueños de esta noche bilbaína.
Con el respaldo de unos medios técnicos impresionantes y su habitual sólida banda de apoyo, los Stones demostraron que el tiempo no corre para ellos, al menos en directo, pese a tener 60 años. Abrieron el concierto con "Brown sugar", "Start me up", con la que público ya estaba dando botes, "You got me rocking" y "Don´t stop". Para entonces, Jagger ya había hecho referencia al concierto suspendido hace cinco años, cuando la banda ya estaba instalada en un hotel de San Sebastián, y lo hizo con una frase en euskera: "azkenean hemen gaude" (finalmente estamos aquí).
Después del energético arranque, Sir Jagger anunció en castellano que "vamos a relajarnos un poco", con lo que dio paso a su más famosa balada, "Angie", con la que no podían faltar los mecheros encendidos. A partir de aquí comenzó una fase menos intensa, en la que se presentó a todos los miembros de la banda de acompañamiento, con las mayores ovaciones para Bobby Keys (saxo) y Lisa Fischer (coros), y Keith Richards cantó dos canciones.
Después de una hora de actuación, se pasó a la parte fuerte de la noche, en la que Richards tuvo un mayor protagonismo con sus "riffs" y se exprimieron los "efectos especiales" del escenario. Esta segunda parte comenzó con una espectacular "Simphaty for the devil", con dos grandes lenguas fuego y el escenario iluminado en rojo, tras la cual la banda se trasladó al escenario pequeño, en el medio del campo y conectado con el principal por una pasarela de cincuenta metros. Allí interpretaron tres canciones, que comenzaron con un blues y culminaron con la versión de "Like a rolling stone".
De vuelta al gran escenario de 1.675 metros cuadrados, comenzó el sprint final con "It´s only rock and roll (but I liked)", "Honky Tonk woman" y "(I can´t get no) Satisfaction", bajo una nube de confetti rojo. Después de dos horas de actuación, el único bis, con fuegos artificiales incluidos, fue "Jumpin Jack Flash". Con anterioridad a los Rolling Stones, Chrissie Hynde y sus Pretenders ofrecieron un sólido concierto rockero, en el que tocaron durante 45 minutos sus éxitos de hace dos décadas, aunque el público ya lo había olvidado cuando una hora después salieron al escenario los dueños de esta noche bilbaína.