L D (EFE) El principal promotor de la enmienda, el senador republicano Wayne Allard, admitió el martes que en el mejor de los casos podría lograr una mayoría simple. La votación se produce en medio de fuertes discrepancias entre los grupos liberales favorables al matrimonio homosexual, y los sectores más conservadores, que lo rechazan.
Varios senadores conservadores han defendido la propuesta, entre ellos, el senador Rick Santorum, presidente de la Conferencia Republicana, quien ha señalado que la enmienda busca proteger al matrimonio y a la familia, no negar los derechos de nadie y es necesaria "para impedir el ocaso de nuestra sociedad". Mientras, Robert Knight, director del Instituto para la Cultura y la Familia, manifestó que "la incansable propaganda homosexual en la televisión y el cine ha dado dividendos, de modo que hasta la defensa del matrimonio pareciera ser un acto de intolerancia".
Los demócratas han expresado, asimismo, su desacuerdo con la enmienda. La senadora demócrata Dianne Feinstein calificó el debate como "una pérdida de tiempo", ya que no existe posibilidad de que los republicanos consigan los 67 votos necesarios para aprobarla, ni el concurso de al menos 38 de los 50 estados para ratificarla. Feinstein agregó que el objetivo de los republicanos ha sido "provocar una división" entre los electores del país. Según señaló, la idea ha sido aprovechar el debate para beneficiar la campaña reelectoral del presidente George W. Bush, su principal promotor.
Los candidatos demócratas a la presidencia y la vicepresidencia, John Kerry y John Edwards, respectivamente, también denuncian que la intención republicana ha sido aglutinar a los sectores conservadores de cara a los comicios de noviembre. Ambos se oponen al matrimonio homosexual, pero señalan que la solución no está en enmendar la Constitución del país.
Bush sugirió la enmienda este año después de que el Tribunal Supremo del estado de Massachusetts dictaminó que las parejas del mismo sexo tenían derecho a casarse y la ciudad de San Francisco (California) comenzó a emitir licencias de matrimonio a parejas homosexuales. "Nuestra política debería dirigirse a fortalecer a las familias, no a debilitarlas. Cambiar la definición del matrimonio tradicional perjudicará la estructura familiar", manifestó Bush el pasado fin de semana.
Mientras, la esposa del vicepresidente Dick Cheney se ha sumado al bando demócrata al indicar que el tema es de competencia estatal. Una de las hijas del matrimonio es lesbiana.
La última encuesta realizada sobre el tema hace dos meses indicó que un 55 de los estadounidenses se opone al matrimonio homosexual, pero coinciden en que no debe ser prohibido expresamente por la Constitución. Según el sondeo, los estadounidenses piensan que hay otros problemas más urgentes, como la atención médica, la educación y la seguridad nacional. Según Karlyn Bowman, analista del Instituto de la Sociedad y la Empresa, "es claro que la gente prefiere que el tema sea sólo competencia de los estados. El matrimonio homosexual es una de las últimas preocupaciones nacionales".