L D (Pedro de Tena) "A punto de cumplirse 11 años del asesinato de Alberto Jiménez-Becerril y de su esposa Ascensión García, acudimos a usted (carta al director de El País) para expresar nuestra preocupación por la ausencia de actividades de la Fundación Alberto Jiménez Becerril contra el Terrorismo y la Violencia, entidad creada para honrar su memoria y que nosotros tuvimos la responsabilidad de dirigir entre 1998 y 2007.
Fernando Iwasaki, en declaraciones a Libertad Digital, ha defendido el honor y la entereza de José Cobo Molina por firmar junto a él estas denuncias, a pesar de "que fue nombrado por el gobierno socialista para el cargo, actitud que le honra".
Iwasaki considera inaceptable la situación de la Fundación y ha explicado cómo Alberto Jiménez Becerril, militante del Partido Popular, tenía un talante abierto que le hizo tener amigos en todos los partidos políticos. "Propuse que en la Fundación estuviesen los portavoces de los diferentes partidos que vivieron el asesinato de Alberto y estoy seguro de que ellos jamás hubiesen aceptado la actual situación de abandono."
"¿Cómo sería posible que Luis Pizarro, de IU, que Paola Vivancos, del PA, que cualquiera del PP, Ricardo Guillena, que incluso el mismo Pepote Rodríguez de la Borbolla consintieran este desastre?, se preguntó.
Iwasaki y Cobo añaden en su carta al director que "nos produce estupor y perplejidad que el "Premio Ascensión por la Paz" no haya sido convocado y que la justa vocación nacional e internacional con la que la Fundación Alberto Jiménez-Becerril nació, haya quedado reducida a una mínima expresión escolar y distrital. A nadie mejor que a nosotros nos consta la dificultad de gestionar al mismo tiempo recursos escasos y sensibilidades distintas, pero siempre tuvimos muy claro que nuestra primera obligación era mantener viva la memoria de Ascen y Alberto, a través de un programa de actividades que fuera lo más ambicioso posible”.
Y añaden que "rotos los vínculos con las familias y desaparecidos los premios que llevaban los nombres de Ascen y Alberto, ¿para qué mantener una fundación que no tiene actividades, que carece de página web y que el buscador de la propia web municipal asegura que no existe?. Si el Ayuntamiento de Sevilla no sabe, no quiere o no puede estar a la altura, debería reconocerlo de una vez, porque ni la incompetencia ni la mala voluntad serían tolerables -otro año más- para los hijos, los familiares, los amigos y todas las personas decentes que desean que el Ayuntamiento de Sevilla honre, como debe ser, la memoria de Ascensión García y Alberto Jiménez-Becerril.
Fernando Iwasaki, en ABC, se escandaliza de que la Fundación no tenga siquiera una página web. "En esta era digital en que los presidentes juegan a Second Life y los alcaldes llevan blogs, o en que los ministros están en Facebook y que resulta más sencillo encontrar a un diputado en Tuenti antes que en su escaño, me escandaliza que la Fundación Alberto Jiménez-Becerril contra el Terrorismo y la Violencia no tenga una web propia, un dominio institucional o siquiera una presencia virtual que compense su ausencia real. ¿Cuánto costaría crearle una web digna a la Fundación Alberto Jiménez-Becerril? La mera formulación de esta pregunta ya se me antoja un agravio.
Iwasaki no sólo señala al PSOE y al Ayuntamiento de Sevilla como responsables del declive y abandono de la Fundación. Además, explica: "Lo más sencillo ahora mismo sería poner nombres propios a los causantes de la lenta muerte de la Fundación Alberto Jiménez-Becerril, pero pienso que los culpables del abandono actual no son solamente su presidente y su actual responsable, sino el patronato de la Fundación en pleno e incluso el Partido Popular como entidad política a la que pertenecía Alberto y cuya representación le costó la vida. Me consta que muchos militantes del PP mantienen vivo el recuerdo de Ascen y Alberto, mas sé que lo hacen como amigos y no porque sea una prioridad partidaria, tal como proceden en su nombre otros buenos amigos que Ascen y Alberto tenían en el PSOE, IU o PA."
Incluso llega a calificar de "miserable" la operación consistente en vaciar de contenido y continente a una Fundación que nació del dolor de un asesinato de ETA. Lo expresa de este modo: "Las balas que acabaron con las vidas de Ascen y Alberto abrieron una herida en nuestra conciencia y en el corazón de todas las personas decentes de Sevilla. Aquella madrugada nadie pensaba en el color político de las víctimas, sino en la tragedia de una familia destrozada por la vileza del terrorismo etarra. La Fundación Alberto Jiménez-Becerril nació de aquel sentimiento, de aquella rabia dignísima que se propuso que los nombres de Ascen y Alberto fueran dos martillos de luz que golpearan contra el oscurantismo".
¿Cómo hemos llegado a esta situación apenas doce años más tarde? Hay que ser muy miserable para vaciar de continente y contenidos la Fundación Alberto Jiménez-Becerril, creyendo que así se perjudica con más eficacia al enemigo político. Y hay que ser muy pusilánime para no defender todos los días, como debería ser, la memoria de una pareja que nos representa a todos, con independencia de nuestras propias ideas y convicciones políticas".
Y añade que : "Quiero creer que quienes tienen poder para remediar todo lo que está ocurriendo, todavía puedan reaccionar a tiempo y reconducir las cosas. Es decir, conceder el premio “Ascensión de la Paz” a una personalidad que se haya distinguido en la lucha contra el terrorismo, convocar el premio “Alberto Jiménez-Becerril” a la mejor tesis doctoral que aporte una reflexión original sobre el problema del terrorismo en España y el mundo, retomar la organización de las “Jornadas por la Paz” para invitar a estudiosos del fenómeno terrorista de todo el planeta y entronizar en nuestra sociedad una cultura de la paz que ayude a erradicar conductas antisociales y violentas como la delincuencia, los malos tratos y el acoso escolar.
Termina Iwasaki denunciando que "a todo el mundo le consta que existen otras fundaciones que funcionan bajo el paraguas del Ayuntamiento de Sevilla, con sus recursos, sus actividades y su página web. Por lo tanto, no entiendo por qué el Ayuntamiento de Sevilla no trata con la misma equidad a la Fundación Alberto Jiménez-Becerril. Si es por indolencia, malo. Si es por incompetencia, peor. Pero si es por mala voluntad, ni Batasuna lo habría hecho mejor. "