Éste es el caso del último artículo en su blog en el que, pese a declararse partidario de la despenalización del aborto y afirmar que los errores de la anterior ley se solucionan en el proyecto de Aído, muestra serias dudas sobre como está gestionando políticamente el Gobierno el asunto.
Así, Leguina cree que el debate "no puede girar –como lo está haciendo- en torno a si el aborto es bueno o es malo, o si estamos a favor o en contra de la vida", sino que debe debatirse "sobre si queremos o no queremos que las mujeres que aborten y quienes las ayuden a hacerlo vayan a la cárcel o no vayan".
Lo peor es que esa orientación errónea se debe (o al menos eso teme Leguina) a que "los sempiternos asesores electorales buscan provocar que los obispos salgan a las calles asustando al personal y metan en las urnas un millón de votos socialistas", algo que según el socialista ya ocurrió "en marzo del año pasado" y con lo que discrepa Leguina, que dice en su artículo que no está de acuerdo "con tanto oportunismo… y menos a propósito de un asunto tan delicado como éste".