Las víctimas de Fritzl se adaptan poco a poco a la vida en libertad
Las víctimas de Josef Fritzl, el jubilado que encerró y violó a su hija durante casi un cuarto de siglo, se comienzan a conocer como familia y a aclimatarse a la vida en libertad, aunque la adaptación de quienes vivían en el zulo es más lenta, indicó hoy el médico responsable de su recuperación. La policía reveló esta lunes que el calabozo tenía ocho puertas.
Asimismo, el médico quiso trasladar "un agradecimiento" de la familia por las muestras de solidaridad expresadas, pero recalcó que "se les deje en paz para que tengan la oportunidad de volver a una vida normal". Kepplinger explicó también algunos detalles de la vida en común de Elisabeth, sus cinco hijos, y su madre Rosemarie, mientras que aún se encuentra en la UCI la hija mayor del incesto, Kerstin (de 19 años) que ha mejorado algo, pero que sigue muy grave y con pronostico reservado.
La familia comparte un espacio aislado del resto del edificio, de unos 70 metros cuadrados, con los cristales oscurecidos para facilitar la adaptación a la luz de los tres encerrados en el zulo, Elisabeth y su dos hijos varones, Stefan, de 18, y Felix, de cinco. "Hablan mucho entre ellos, algo normal para personas que no se han visto durante mucho tiempo", precisó Kepplinger, que explicó que juntos realizan ciertas tareas domésticas, como hacer la cama por las mañanas así como preparar juntos el desayuno y la cena.
Elisabeth, Stefan y Felix aún siguen con su proceso de adaptación y tratan de "superar su dificultad para orientarse con el espacio", después de haber vivido en un exiguo zulo de 55 metros cuadrados. Kepplinger explicó que para facilitar la adaptación han dotado al espacio con los elementos que ya conocían y que habían sido proporcionados desde el exterior por su padre-abuelo secuestrador.
"Tienen de nuevo un acuario, y naturalmente, los niños han recuperado sus peluches, y sus juguetes", dijo el responsable médico. "Es esta una fase de creación del sentimiento y la imagen familiar" en que "los hermanos que no se habían visto se están conociendo por medio de juegos", agregó Kepplinger.
Felix, el menor de los hermanos, fue descrito como un niño especialmente "despierto y amigable" al que la piel se le está cambiando rápidamente a un tono normal gracias a la alimentación sana y el contacto con la luz. Elisabeth también ha tenido contacto con sus hijas de 14 y 15 años, "adoptadas" por Josef y Rosemarie Fritzl y que no había visto desde que tenían pocos meses.
El ritmo de adaptación de los tres encerrados es más pausado debido que "el tiempo transcurría muy lento" en el zulo, y Elisabeth necesita varias siestas para poder sobrellevar el día a día.
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