L D (EFE) Una vez más, los habitantes de Argel se echaron precipitadamente a las calles ante el temor de que el fuerte terremoto de 5,8 grados registrado a las 3:15 hora local (4:15 de la madrugada en España) pudiera derribar sus viviendas y sepultarlos. Las mismas escenas de pánico se repitieron y muchas personas pasaron el resto de la noche acostados en aceras y jardines bajo el abrigo de las mantas.
En la barriada de Bab El Ued varios edificios se agrietaron sin que se produjeran víctimas y se desconoce los daños que puede haber producido en el epicentro de esta sacudida, que se sitúa en la aldea de Zemmuri, a 60 kilómetros al este de Argel. Según el Centro argelino de Astrofísica, el seísmo principal fue seguido de dos réplicas, de 4,2 y 3,7 grados, lo que contribuyó a sembrar el pánico, pues nadie se atreve a predecir aquí cuando terminará de temblar la tierra.
Por si esto no fuera suficiente, un grupo de geólogos franceses llegados el miércoles a Argel para investigar las causas del terreno, afirmaron que, con mayor o menor rigor, puede predecirse que en un lapso de tiempo de tres a cuatro años se producirá un gran cataclismo en la llamada fosa mediterránea. Los expertos estimaron que no sería de extrañar que en ese tiempo ocurriera un seísmo de 8 a 9 grados en la escala de Richter, lo que podría suponer la destrucción de ciudades y la muerte de miles de personas, dependiendo del lugar del epicentro. Todas estas conjeturas intranquilizan a la gente, al igual que los cálculos del Centro de Astrofísica, que predijo que las réplicas irían disminuyendo en intensidad y ha ocurrido todo lo contrario.
Los integristas aprovechan el miedo para y hacer proselitismo
Quien parece haber recuperado puntos políticamente en este drama que vive Argelia es el sector más radical del integrismo, que envió a los lugares afectados a cientos de "barbudos" en una labor de atención social y proselitismo. La tesis de los integristas sostienen que las sacudidas "son un castigo de Alá por los múltiples pecados que se han cometido", en alusión a la "depravación" de las costumbres occidentales, el consumo de alcohol, la prostitución y otros males condenados por el Islam.
Desde el pasado día 21, cuando se produjo el terremoto principal de 6,8 grados en la escala abierta de Richter, hubo al menos un millar de réplicas, según los cálculos del Centro argelino de Astrofísica. La gran mayoría de ellas son imperceptibles porque no exceden los 3 grados de magnitud, pero sí se sintieron, causando víctimas y destrozos, las grandes réplicas de 5,2 y 4,1 grados que se sucedieron ayer miércoles en toda la zona afectada. El martes pasado hubo una réplica de 5,8 grados que ocasionó 3 muertos y cerca de 300 heridos, provocando el derrumbe de varios edificios ya agrietados, entre ellos un inmueble de 15 pisos en la localidad de Reghaia.
Mientras tanto, las excavadoras continúan sus trabajos noche y día para retirar las miles de toneladas de escombros acumuladas en las localidades golpeadas por el seísmo del 21 pasado, en particular en Bumerdés. Todavía quedan cientos de desaparecidos bajo los escombros, por lo que el último balance de víctimas -2.251 muertos y 10.243 heridos- sigue siendo provisional.
En la barriada de Bab El Ued varios edificios se agrietaron sin que se produjeran víctimas y se desconoce los daños que puede haber producido en el epicentro de esta sacudida, que se sitúa en la aldea de Zemmuri, a 60 kilómetros al este de Argel. Según el Centro argelino de Astrofísica, el seísmo principal fue seguido de dos réplicas, de 4,2 y 3,7 grados, lo que contribuyó a sembrar el pánico, pues nadie se atreve a predecir aquí cuando terminará de temblar la tierra.
Por si esto no fuera suficiente, un grupo de geólogos franceses llegados el miércoles a Argel para investigar las causas del terreno, afirmaron que, con mayor o menor rigor, puede predecirse que en un lapso de tiempo de tres a cuatro años se producirá un gran cataclismo en la llamada fosa mediterránea. Los expertos estimaron que no sería de extrañar que en ese tiempo ocurriera un seísmo de 8 a 9 grados en la escala de Richter, lo que podría suponer la destrucción de ciudades y la muerte de miles de personas, dependiendo del lugar del epicentro. Todas estas conjeturas intranquilizan a la gente, al igual que los cálculos del Centro de Astrofísica, que predijo que las réplicas irían disminuyendo en intensidad y ha ocurrido todo lo contrario.
Los integristas aprovechan el miedo para y hacer proselitismo
Quien parece haber recuperado puntos políticamente en este drama que vive Argelia es el sector más radical del integrismo, que envió a los lugares afectados a cientos de "barbudos" en una labor de atención social y proselitismo. La tesis de los integristas sostienen que las sacudidas "son un castigo de Alá por los múltiples pecados que se han cometido", en alusión a la "depravación" de las costumbres occidentales, el consumo de alcohol, la prostitución y otros males condenados por el Islam.
Desde el pasado día 21, cuando se produjo el terremoto principal de 6,8 grados en la escala abierta de Richter, hubo al menos un millar de réplicas, según los cálculos del Centro argelino de Astrofísica. La gran mayoría de ellas son imperceptibles porque no exceden los 3 grados de magnitud, pero sí se sintieron, causando víctimas y destrozos, las grandes réplicas de 5,2 y 4,1 grados que se sucedieron ayer miércoles en toda la zona afectada. El martes pasado hubo una réplica de 5,8 grados que ocasionó 3 muertos y cerca de 300 heridos, provocando el derrumbe de varios edificios ya agrietados, entre ellos un inmueble de 15 pisos en la localidad de Reghaia.
Mientras tanto, las excavadoras continúan sus trabajos noche y día para retirar las miles de toneladas de escombros acumuladas en las localidades golpeadas por el seísmo del 21 pasado, en particular en Bumerdés. Todavía quedan cientos de desaparecidos bajo los escombros, por lo que el último balance de víctimas -2.251 muertos y 10.243 heridos- sigue siendo provisional.