LD (EFE) Un técnico en desactivación de explosivos (TEDAX) del Cuerpo Nacional de Policía de Alicante explicó a los periodistas que las dos bombas de mano aprehendidas al atracador, José Iván G.M., son del modelo EAM-5 y marca "Spal", llevan una carga explosiva compuesta por 125 gramos de trilita y exolita, y están en perfecto estado para ser utilizadas.
Este tipo de explosivos pueden ser mortales en un radio de acción máximo de cinco metros en espacios abiertos, por lo que sus efectos mortíferos habrían sido mucho más elevados en un recinto cerrado como la oficina bancaria donde se produjo el atraco por la onda expansiva y la metralla que provocan estos artefactos.
Según este técnico del TEDAX, los ocho rehenes del atraco habrían muerto de haberse activado la bomba de mano que portaba el atracador cuando permaneció con ellos en el interior de la sucursal, ya que el segundo artefacto explosivo intervenido fue hallado posteriormente en un registro practicado en una vivienda que ocupaba José Iván G.M. en la Playa de San Juan, una zona turística de Alicante.
Además, la onda explosiva habría destruido la mampostería, la escayola, todos los cristales de la sucursal y parte del interior del edificio donde está situada la oficina, no así la estructura exterior del inmueble, cuyos inquilinos fueron desalojados desde el mismo momento en que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado fueron alertadas del atraco.
Este tipo de explosivos pueden ser mortales en un radio de acción máximo de cinco metros en espacios abiertos, por lo que sus efectos mortíferos habrían sido mucho más elevados en un recinto cerrado como la oficina bancaria donde se produjo el atraco por la onda expansiva y la metralla que provocan estos artefactos.
Según este técnico del TEDAX, los ocho rehenes del atraco habrían muerto de haberse activado la bomba de mano que portaba el atracador cuando permaneció con ellos en el interior de la sucursal, ya que el segundo artefacto explosivo intervenido fue hallado posteriormente en un registro practicado en una vivienda que ocupaba José Iván G.M. en la Playa de San Juan, una zona turística de Alicante.
Además, la onda explosiva habría destruido la mampostería, la escayola, todos los cristales de la sucursal y parte del interior del edificio donde está situada la oficina, no así la estructura exterior del inmueble, cuyos inquilinos fueron desalojados desde el mismo momento en que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado fueron alertadas del atraco.