L D (Agencias) Según han informado a Efe fuentes penitenciarias, cuando en la UCVE se recibe un aviso de alarma el funcionario de turno llama a la prisión en la que cumple condena el interno, que a su vez –y en caso necesario– avisa a las Fuerzas de Seguridad.
En la UCVE, cuya sede se encuentra en Madrid, trabajan quince funcionarios, de los que siete se encargan del "monitoreo", repartidos en turnos que cubren las veinticuatro horas del día. Las fuentes consultadas aseguran, además, que el sistema permite elegir el tipo de aviso que se recibe en la UCVE, que puede ser tanto luminoso como acústico o una combinación de ambos.
Ayer lunes, la unidad de vigilancia sólo debía controlar tres sistemas GPS –dispositivo que llevan muy pocas personas, que deben reunir varios requisitos, entre ellos el de que estén a punto de cumplir condena–, mientras que el día que más internos ha habido que vigilar su número ascendía a quince.
Las alarmas que emiten estos dispositivos –que se activan cuando el interno entra en la "zona de exclusión" que tenga fijada o, como pasó el sábado, cuando se desprende de alguna de las partes que lo componen, como el emisor/receptor– son las únicas que recibe en exclusiva la UCVE, a la que también llegan las de quienes portan las llamadas "pulseras electrónicas". Éstas, sin embargo, han saltado antes en los centros penitenciarios correspondientes, por lo que lo que se produce en la unidad central de vigilancia es una "segunda recepción".
En la UCVE, cuya sede se encuentra en Madrid, trabajan quince funcionarios, de los que siete se encargan del "monitoreo", repartidos en turnos que cubren las veinticuatro horas del día. Las fuentes consultadas aseguran, además, que el sistema permite elegir el tipo de aviso que se recibe en la UCVE, que puede ser tanto luminoso como acústico o una combinación de ambos.
Ayer lunes, la unidad de vigilancia sólo debía controlar tres sistemas GPS –dispositivo que llevan muy pocas personas, que deben reunir varios requisitos, entre ellos el de que estén a punto de cumplir condena–, mientras que el día que más internos ha habido que vigilar su número ascendía a quince.
Las alarmas que emiten estos dispositivos –que se activan cuando el interno entra en la "zona de exclusión" que tenga fijada o, como pasó el sábado, cuando se desprende de alguna de las partes que lo componen, como el emisor/receptor– son las únicas que recibe en exclusiva la UCVE, a la que también llegan las de quienes portan las llamadas "pulseras electrónicas". Éstas, sin embargo, han saltado antes en los centros penitenciarios correspondientes, por lo que lo que se produce en la unidad central de vigilancia es una "segunda recepción".