L D (EFE) El arzobispo de Inglaterra, Rowan Williams, parece hecho un mar de dudas sobre la conveniencia de permitir que las cámaras sean testigo del momento en que la Iglesia Anglicana da su aprobación espiritual al polémico casamiento. Cuando se anunció la boda, las personas próximas al príncipe de Gales dejaron muy claro que esperaban que se televisase, pero la Reina parece reacia en vista de la reacción hostil de muchos de sus súbditos.
El pasado domingo surgieron ya las primeras dudas sobre si los telespectadores podrán ver, al menos, breves extractos de la bendición por parte de una Iglesia de la que, en caso de reinar un día, Carlos sería cabeza suprema. La decisión final corresponde a Isabel II, como ocurre con todo lo relacionado con la administración de la capilla de San Jorge, del palacio de Windsor, donde tendrá lugar la ceremonia religiosa, después del enlace civil, el próximo 8 de octubre.
Servicio religioso polémico
Según la prensa, una parte del servicio religioso podría resultar polémico, y así es probable que el arzobispo pregunte a Carlos y Camilla que expresen su arrepentimiento por los pasados pecados. Esa petición corresponde a una parte de la ceremonia en la que se insta a las parejas consideradas responsables de sus anteriores divorcios a mostrar contrición.
Los tradicionalistas de la confesión anglicana tienen también sus dudas sobre si la Iglesia debería dar su bendición al matrimonio, y algunos creen que la transmisión por televisión de la ceremonia podría encrespar aún más los ánimos.