La Rebelión de Atlas: La novela que quiso cambiar el mundo cumple 50 años
El New York Times hizo una encuesta en todo Estados Unidos preguntando qué libro había influido más en sus vidas. La primera respuesta fue la Biblia. La segunda referencia fue la de La Rebelión de Atlas, escrita por Ayn Rand. De esta novela de más de 1.000 páginas se han vendido más de 30 millones de ejemplares, impresos en una docena de idiomas. Y sigue de actualidad, ya que ocupa el puesto 109 de ventas de Amazon. La obra, que es una denuncia sin paliativos del colectivismo, ha cumplido este miércoles 50 años.
LD (José Carlos Rodríguez) El 10 de octubre de 1957 apareció en las librerías la novela Atlas Schrugged. Lo que acababa de cobrar vida es uno de los hitos culturales del pasado siglo, la mejor y más influyente obra de una novelista de origen ruso que ya se había convertido en una figura gracias a su anterior novela, El Manantial, llevada al cine por King Vidor con Gary Cooper y Patricia Neal. No hubiese necesitado más para ganarse un puesto destacado en la memoria cultural del siglo. Pero nada más terminar esa novela comenzó a idear su creación más completa.
Si en El Manantial abordaba el individualismo desde el punto de vista de la persona, la nueva novela hablaría de sus consecuencias sociales; en realidad de los efectos económicos y morales de su opuesto: el colectivismo. Según la propia autora se trataba de "un misterio no sobre la muerte del cuerpo del hombre, sino sobre la muerte de su espíritu".
Aquella idea de que todos tenemos que sacrificarnos por el bienestar general, aunque tiene un enorme atractivo, lleva oculta una depravación moral absoluta, con consecuencias económicas desastrosas. O esa, al menos, es la idea de esta autora, nacida en Rusia (1905), y que logró escapar en 1926 del totalitarismo a que el movimiento bolchevique había llevado a su país. La joven Rand fue testigo de primera mano el efecto depravador de la personalidad que tiene el colectivismo llevado, bajo la mano de Lenin, a su máxima expresión.
También abordó los aspectos económicos del colectivismo y cómo, según se iba extendiendo en su novela por todo el país se retraía la división del trabajo, que es el fundamento económico de la sociedad. E incluso las conquistas de la tecnología puesta al servicio de la sociedad por los empresarios comienzan a abandonarse. Todo gracias a principios como de cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades. Una idea que convierte el compañerismo y los esfuerzos de los trabajadores de una fábrica en envidia y odios mutuos sin límite, y les transforma de personas productivas en aspirantes a parásitos. Pero toda la novela gira sobre los aspectos morales del comportamiento, incluso cuando aborda aspectos económicos.
La huelga de los más emprendedores
La acción se desarrolla a partir de una sencilla idea. Ante el avance imparable del colectivismo, que se infiltra en el pensamiento, en la política, en los medios de comunicación, los héroes randianos, aquellas personas que se aferran a sus propios objetivos, que ponen al servicio de una idea todas las capacidades creativas del hombre, se declaran en huelga. El mundo se sume en una ideología antisocial, y ellos deciden retirarse para crear un mundo propio, oculto al resto de la humanidad, que es una utopía capitalista. Ella pensó en llamar a su novela "La huelga", pero su marido, el actor Frank O'Connor, le sugirió el que sería su título definitivo.
Desde el comienzo, La Rebelión de Atlas despertó la atención de millones de lectores, y entre ellos a varios de los intelectuales más notables. No todos reaccionaron de forma positiva. Desde la revista National Review, fundada por William Buckley, y en la que había colaborado la propia Ayn Rand, el encargado de escribir la recensión fue Whittaker Chambers, un icono del anticomunismo. Pero "La gran hermana te está observando", que es como llamó a su artículo, fue durísimo contra la nueva novela. Gore Vidal describió su filosofía como "prácticamente perfecta en su inmoralidad".
Pero muchos otros han seguido su filosofía, e incluso hay revistas de pensamiento dedicadas a desarrollar su pensamiento, que ha sido llamado por sus discípulos "Objetivismo". Nathalian Branden lo ha llevado a la terapia psicológica y otros lo han llevado desde la estética a la economía o la epistemología.
Inspiración para muchos
Ha inspirado a muchos empresarios, como Kevin O'Connor (sin relación con el marido de Ayn), cofundador de DoubleClick, quien ha llamado a su hijo Kian Rand O'Connor por la autora. David Morrison, fundador de Twentysomething, una compañía de másketing, ha declarado que "soy un perfeccionista y La Rebelión de Atlas me hizo querer fundar una organización que reflejara mi perfeccionismo. Moira Mattingly, presidenta de SummitSolutions, recuerda que "leí La Rebelión de Atlas en 2001. Entonces, mi marido y yo habíamos trabajado de 9 a 5 durante 20 años, y no éramos felices. Nos inspiramos en lo que dice Rand sobre que es nuestra obligación moral buscar nuestra propia felicidad". "Hicimos una fortuna, pero nos arriesgamos para conseguirla. Sacrificamos nuestra seguridad para conseguir lo nuestro. La Rebelión de Atlas nos animó a hacerlo".
Yaron Brook, director del Insitituto Ayn Rand, ha dicho recientemente que "líderes empresariales, desde los directores empresa de la lista Fortune-500 a jóvenes empresarios de Silicon Valley, dicen que han recibido un gran impulso espiritual de La Rebelión de Atlas". Ed Crane ha dicho que "cuando te encuentras a empresarios que defiende el capitalismo sobre bases morales, con lo que has topado es con uno que ha leído" el libro.
La rebelión de Atlas: la película
Rand encontró trabajo en Hollywood como guionista. Logró llevar al cine su primera novela, Los que vivimos, y obtuvo con El Manantial un enorme éxito. La Rebelión de Atlas ha dejado impronta incluso en los cómics. Pero, paradójicamente, no se ha podido filmar su principal obra. No obstante, plasmar las más de 1.000 páginas en imágenes resulta muy difícil si se quiere cumplir el deseo de la autora: que se respete en su integridad el discurso del protagonista, John Galt. ¿Cómo representar un discurso de decenas de páginas sin que el público salga despavorido?
Pero parece ser que Vadim Perelman, director de House of Sand and Fog, ha encontrado el modo de hacerlo y de hecho está anunciada para el año que viene. La protagonista de la acción es una mujer, como en su primera novela, Los que vivimos. Se trata de Dagny Taggart, un trasunto de la novelista, que se enfrenta a diario con un mundo en decadencia, hasta que es rescatada para el mundo creado por John Galt. La encarnará, en principio, Angelina Jolie, que es una devota de las obras de Rand. Su marido, Brad Pitt, podría encarnar al propio Galt, aunque esto es menos probable.
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