L D (EFE) El ministro de Agricultura canadiense, Bob Speller, reconoció durante una conferencia de prensa en la que anunció la medida que "nos enfrentamos a una enfermedad muy seria y altamente contagiosa" hasta el punto que los controles establecidos para evitar su propagación no han funcionado.
Además, dos trabajadores de la Agencia de Inspección Alimentaria Canadiense (CFIA), que tiene la misión de luchar contra el brote, han resultado infectados con la gripe aviar, aunque sus síntomas se han limitado a una infección ocular y se han recuperado completamente.
La enfermedad -que es de una variante distinta, más benigna a la que se ha extendido en Asia causando la muerte de al menos 24 personas- ha rebasado la zona inicial de control establecida en un radio de cinco kilómetros alrededor del foco inicial y se ha extendido en granjas fuera de un radio de 10 kilómetros. En total, 18 granjas del valle Fraser han sido infectadas con el virus. Estos datos han obligado a Speller a reconocer que "cada vez está más claro que la rápida diseminación del virus exige una acción mucho más agresiva para minimizar su propagación".
Las autoridades veterinarias han señalado que la enfermedad se está propagando con el movimiento de personas y maquinaria agrícola, por lo que la CFIA ha solicitado a los granjeros que desinfecten vehículos y personas que acudan o procedan de granjas. La decisión de sacrificio de 19 millones de aves afecta a pollos, gallinas, pavos y patos, cuyos restos podrán ser vendidos si pasan una inspección que certifica que no están infectados con la gripe aviar. El sector avícola canadiense calcula que está perdiendo unos 2,2 millones de dólares a la semana por las restricciones impuestas a la exportación y venta de pollos procedentes de Columbia Británica.