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La Policía cree que Marta pudo ser arrojada viva al Guadalquivir

La Policía y el juez que instruye la causa por la desaparición de la joven Marta del Castillo creen tener pruebas "sólidas" e "irrefutables" contra los cuatro acusados y coinciden en que es posible que la joven siguiera viva cuando fue arrojada al Guadalquivir.

L D (EFE) El jefe superior de Policía en Andalucía Occidental, Enrique Álvarez Riestra, ha explicado este viernes en rueda de prensa que, por las llamadas recibidas por Marta en su móvil, sufrió la agresión entre las 20.02 y las 20.35 horas en el domicilio de Miguel en la calle León XIII de Sevilla, estando ambos de pie.

El cenicero con el que Miguel golpeó una sola vez a Marta en la zona parietal fue arrojado por los propios acusados al río, pero, "curiosamente, esa ha sido nuestra primera prueba porque, al esconderlo entre su ropa, la sangre se transfirió a la cazadora", ha explicado el jefe policial.

Según su relato, aquella tarde Miguel "se acicaló más de la cuenta y se puso sus lentillas azules" y poco antes de las 18.00 horas recogió a Marta en su casa, vieron a amigos comunes en distintos puntos de Sevilla y poco después de las 19.00 horas llegaron a la casa de Miguel.

El auto de prisión dictado por el juez de instrucción 4, al que ha tenido acceso Efe, sostiene que ambos jóvenes habían tenido en el pasado "una relación sentimental informal de escaso tiempo, propia de su edad, que terminó en el verano de 2008 y siguió siendo de amistad".

Álvarez Riestra ha asegurado que Marta "quería aclarar unos rumores que Miguel estaba divulgando sobre ella", por lo que los jóvenes discutieron y, "en un impulso, Miguel le dio un golpe con un cenicero y la joven se desplomó".

Marta "cayó y quedó tendida en el suelo inerme y en estado de inconsciencia, sin que podamos conocer si tenía aún vida", por lo que el juez imputa a los cuatro encarcelados presuntos delitos de asesinato, homicidio o secuestro sin dar razón del paradero, para la hipótesis de que el cuerpo de la víctima no aparezca.

Desconcertado, Miguel llamó desde una cabina a sus amigos imputados, Samuel B.P. y el menor de edad Javier G.M., con los que la envolvió en una manta y la trasladó al puente del Charco de la Pava en el coche de la madre del menor, conducido por Samuel, mientras Miguel les seguía en su moto.

Desde un punto que los tres identifican con precisión "sin saber lo que han declarado los demás", según Álvarez Riestra, Marta fue arrojada al río por Miguel sujetándole por los brazos y Samuel por los pies.

El jefe policial ha aclarado una de las incógnitas del caso y ha manifestado que "Marta no llegó a ir a las 21.00 horas a su casa", como aseguró una vecina, porque "desgraciadamente a esa hora no podía ya hacerlo".

El auto judicial imputa como cómplice a un cuarto acusado, el hermano mayor de Miguel identificado como Javier D.M., de 40 años, porque el menor de edad lo situó en el lugar de los hechos "con un testimonio sólido y creíble, expuesto con la frescura, sosiego y detalles propios de quien dice la verdad".

Según dicho menor, Javier le amenazó con que le pasaría "algo grave" si contaba lo sucedido y, mientras él y Samuel transportaban el cuerpo de Marta hacia el coche, Miguel "iba apagando luces" y Javier "se encargó de limpiar el domicilio".

Álvarez Riestra ha asegurado que tienen pruebas científicas "irrefutables", pese a lo cual aún esperan unos resultados de ADN en el coche utilizado para el transporte y ha dicho que, aunque no se esperan nuevas detenciones, el caso no está cerrado desde el punto de vista policial.

En cuanto a las supuestas amenazas de Miguel a Marta a través de la red social Tuenti, ha dicho que "no tienen nada que ver con el caso porque son parte de la forma de comportarse de los menores en ese medio".

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