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La obra de Ramírez de Haro vuelve al teatro bajo el nombre de “Me cago en censura

El Teatro Alfil acogerá con medidas de seguridad entre el 18 de mayo y el 6 de junio la obra de Iñigo Ramírez de Haro "Me cago en Dios", tras su polémico paso por el Círculo de Bellas Artes, lo que ha motivado que el autor haya cambiado el cartel y el título, que ahora reza: "Me cago en 'censura'".

L D (EFE) Ramírez de Haro presentó en conferencia de prensa esta nueva etapa acompañado por el director del Teatro Alfil, Joseph O'Curneen, el director de la obra, Pedro Forero, el intérprete, Fernando Incera, y por Charo Solanas, representante de la productora La Avispa, en la que se anunciaron medidas legales tras las amenazas recibidas y la agresión del pasado 1 de mayo.

El autor presentó el nuevo cartel, con fondo rojo, y aclaró que "tras la polémica y las críticas hemos renovado" e introducido "enmiendas". En primer lugar, las funciones se realizarán en una sala "privada" -y "queda liquidada" la controversia sobre las subvenciones públicas- al tiempo que se ha suprimido la palabra "Dios" del título, y se coloca encima entrecomillada "censura", porque "es la realidad de la ciudad y hay que reflejarla", apostilló.

"Lo que está pasando es muy grave, un claro amordazamiento de la libertad de expresión", denunció el autor, quien entiende que haya personas que acudan a los tribunales en su contra porque en un Estado aconfesional lo único que rige es la Constitución y la Justicia. Por esto mismo, agregó, se ha puesto en manos de la abogada Cristina Almeida, porque será un "juez el que decida si ha habido agresión" a las confesiones religiosas, pero "nosotros ya hemos sido agredidos".

 
Seguridad a la entrada del teatro

Para el director del teatro y para la representante de la productora, este cambio de título "es un juego, una crítica y un paso adelante", porque la "obra está viva". El director del teatro, que dispondrá de un guardia de seguridad en la entrada para que el público se sienta "seguro", leyó una declaración en la que explica la "necesidad de re-programar" el texto para "reestablecer la normalidad en la actividad cultural y empresarial de esta ciudad (que se vio truncada por amenazas y actos violentos)", y dar así a una respuesta "contundente".

"Exigimos que cesen de inmediato todas las amenazas y coacciones dirigidas al sector cultural de esta ciudad. Pensamos que no hacen más que dañar la buena imagen de la capital", que es "abierta, plural y capaz de debatir ideas", y no permite "que ciertos sectores logren extinguir las voces de algunos de sus ciudadanos o acaben por mandarles al exilio". O'Curneen insistió en que hubiera sido "inaceptable" que se representara antes en otras ciudades, donde diversas salas estaban interesadas (incluida Barcelona) y la "responsabilidad del sector cultural es acogerla el tiempo que el público decida que esté en cartel".

Críticas a la Unión de Actores y la RESAD

El texto no ha sido modificado, aunque se han introducido algunos elementos escénicos nuevos aprovechando el espacio -en el Círculo de Bellas Artes se representaba en un aula pequeña-, explicaron el director y el actor, quien lamentó que ni la Unión de Actores, la Real Escuela Superior de Arte Dramático (RESAD), ni la asociación de directores han condenado la agresión que sufrió el pasado 1 de mayo.

Incera, que no está atemorizado pero sí preocupado por las "expectativas" que lleve el público tras la polémica, no quiere que se difundan las imágenes grabadas que hay de la agresión, registradas "casualmente", pero que para la representante de la productora podrían crear la "duda" sobre la imagen de Madrid que quiere exportar el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón.

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