(Libertad Digital) El año 2001 ni siquiera está entre los diez más calurosos de los últimos cien años, y la mayoría de los años del nuevo siglo XXI se han situado, ahora, por debajo de los 100 más cálidos. La noticia se ha publicado discretamente en la prensa norteamericana, mientras que en Europa ha sido prácticamente ignorada por los medios, prácticamente todos abonados a la corriente del eco-alarmismo. El organismo responsable de los datos no sólo no ha emitido una nota de prensa sino que ni siquiera ha publicado una advertencia en su página web para advertir del cambio.
Ha sido un estadístico canadiense, Steve McIntyre, quien ha sacado los colores al Instituto Goddard (GISS) de la NASA. El autor de Climate Audit ya refutó, en su día, el modelo estadístico conocido como de "palo de hockey", con el que los promotores del consenso político sobre el calentamiento global representan el supuesto calentamiento del planeta como consecuencia de la emisión intensiva de CO2 debida a la actividad del capitalismo industrial.
El Instituto Goddard (GISS) de la NASA no ha tenido más remedio que rendirse a la evidencia científica y reconocer que en su serie histórica de temperaturas de los Estados Unidos hay errores de bulto, que la agencia federal ha atribuido a un fallo en la aplicación informática encargada de calcular la media.
La corrección a la baja se ha publicado con sigilo, a pesar de que contiene cambios significativos; entre otros, que 1998 ya no es el año más caluroso en Estados Unidos desde que se registra la temperatura. El nuevo campeón del calor es el año 1934. Este hecho tiene relevantes implicaciones, no sólo por el hecho de que echa por tierra el fundamento histórico del alarmismo ecologista, sino porque cuestiona la relación entre emisiones de CO2 y calentamiento global, al menos en lo que a los Estados Unidos –el país más industrializado del mundo– se refiere.
La serie histórica del GISS en la que se han basado los profetas del calentamiento global contenía otros errores significativos, como que los años comprendidos entre 2000 y 2005 registraban en la tabla de la Nasa una temperatura media 0,15 grados superior a la real. Daniel Rodríguez Herrera, jefe de la Sección de Opinión de Libertad Digital y vicepresidente del Instituto Juan de Mariana, ironizaba en su último artículo en LD, a modo de referencia comparativa, con que "el protocolo de Kyoto, ese cuyo cumplimiento nos salvará de la hecatombe, sólo reduciría el calentamiento en 0,07 grados".
Después de la corrección a la que se ha visto obligado el GISS, resulta que 2001 ni siquiera está entre los diez años más calurosos de la serie histórica, o que los años 2000, 2002, 2003 y 2004 –es decir, la mayoría de lo que llevamos de siglo XXI– están por debajo de los cien más calurosos.
El GISS está dirigido por James Hansen, el primero en dar la alarma sobre el supuesto calentamiento planetario, en una célebre comparecencia en una comisión del Senado de los Estados Unidos de América.