L D (EFE) El "Spirit" está acompañado de su robot gemelo "Opportunity", el segundo vehículo del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la agencia espacial estadounidense, con sede en Pasadena, que se posó en el extremo opuesto del planeta el 24 de enero del año pasado.
Los científicos de la NASA habían dado a ambos sólo tres meses de vida útil para transmitir información sobre el planeta, ya que se suponía que el polvo marciano cubriría sus paneles solares hasta inutilizarlos. Pero el viento de Marte mantuvo relativamente limpios los paneles y los vehículos recorrieron la superficie marciana mucho más allá de los plazos previstos.
En su misión, ambos robots transmitieron información sobre la estructura geológica del planeta y sobre las condiciones de su atmósfera. Pero, lo que es más importante, constataron que en su pasado más remoto el planeta albergó agua que dejó su huella sobre la superficie estratificada y cubierta de minerales que, en la Tierra, sólo se forman en presencia del líquido.
"Spirit" continúa enviando información valiosa desde Columbia Hills, una zona de colinas a más de tres kilómetros de distancia del cráter donde aterrizó. Un problema de software amenazó la misión del "Spirit" en las primeras semanas, cuando se quedó "mudo" durante un tiempo, pero los ingenieros de la NASA consiguieron arreglar el fallo para que el robot pudiera continuar su andadura. Desde entonces, el "Spirit" ha sufrido otros contratiempos, como un problema en una de sus seis ruedas que, sin embargo, no le impidió continuar avanzando.
"Spirit es nuestro robot duro y trabajador", dijo Steven Squyres, uno de los científicos de la misión, que señaló que mientras que este robot está lleno de polvo y arañazos, "Opportunity" parece "recién salido de un escaparate, limpio y bonito". Matt Golombek, del JPL, dijo por su parte que desde el punto de vista de la ingeniería, "tienes que quitarte el sombrero. Estos robots estaban diseñados para tres meses y ahora todavía no está claro cuándo van a parar".