L D (EFE) Los hechos se remontan a días atrás cuando en una gala de entrega de premios de televisión, Berlusconi se dirigió a algunas de las mujeres presentes con frases como: "si no estuviera ya casado, me esposaría con usted inmediatamente" o "contigo iría a cualquier parte".
Verónica Berlusconi, que firma la misiva con su nombre de casada, explica que para enviar la carta ha tenido que vencer las reservas "que han distinguido su forma de ser en los 27 años de matrimonio transcurridos junto a un hombre público, empresario primero y político ilustre, después". Y señala que ha pensado siempre que su papel "debía estar circunscrito a la esfera privada, con el objetivo de llevar serenidad y equilibrio" a su familia.
"He soportado los inevitables contrastes y momentos dolorosos que una larga relación comporta con respeto y discreción", dice Veronica Berlusconi, sin aclarar si una de esas situaciones fue cuando su marido afirmó también públicamente haber hecho de "playboy" ante la presidenta de Finlandia, Tarja Halonen, para lograr que la sede de la Autoridad Europea para la Seguridad Alimentaria se estableciera en Italia.
Por dignididad
La gota que ha colmado el vaso de la paciencia de Veronica Lario, su nombre de soltera, y le ha hecho dirigir su carta al periódico de centroizquierda, crítico con la política de Berlusconi, ha sido los requiebros de su marido en la gala de los "Telgatti".
"Son afirmaciones que interpreto lesivas a mi dignidad, afirmaciones que por la edad, el papel político y social, el contexto familiar (dos hijos de un primer matrimonio y tres del segundo) de la persona que provienen, no pueden ser reducidas a meras bromas", escribe.
Por todo ello, Verónica Berlusconi se dirige a su marido y "al hombre público" y le exige que "se disculpe en público, no habiendo recibido excusas en privado". Señala también que siempre ha ponderado las consecuencias que sus eventuales tomas de posición habrían generado en relación a su marido "en su dimensión extra familiar" y en las consecuencias que habrían podido tener en sus hijos.
"Esta línea de conducta encuentra un límite, mi dignidad de mujer que debe constituir también un ejemplo para los propios hijos. (...) Ahora, en relación a mis hijas, ya adultas, el ejemplo de una mujer capaz de tutelar su dignidad en relación con los hombres asume una importancia particular", continúa en la carta.
Y asegura que su defensa de la dignidad de la mujer "puede ayudar a su hijo varón a no olvidar de colocar entre sus valores fundamentales el respeto a las mujeres".
Verónica Berlusconi se suma así a la larga lista de ofendidos por su marido que van desde la ya citada presidenta de Finlandia, cuyo Gobierno llamó a capítulo al embajador italiano en el país nórdico, hasta el pueblo chino, después de haberlo acusado de "hervir a los niños" durante el comunismo, lo que motivó una queja formal de Pekín.
En la lista de agravios se incluye también los insultos dirigidos a quienes no le votan y cuando en el Parlamento Europeo comparó al socialista alemán Martin Schulz con un jefe de los campos de concentración nazi.
Berlusconi ha justificado siempre sus fechorías con un "es que lo dije con ironía", aunque parece que ésta vez ya no le ha entiendo ni su propia mujer y, como señalan los medios locales, la cuestión ahora es saber si a ella le pedirá disculpas, algo a lo que el jefe de la oposición no está acostumbrado.