LD (EFE) Capitaneados por Javier Baeza y por Enrique de Castro, dos de los sacerdotes de la llamada "iglesia roja de Vallecas", decenas de feligreses, muchos de los cuales también vivieron en núcleos de chabolas, han acudido a la parroquia de Santo Domingo de la Calzada, situada a pocos metros de una de las zonas de venta de drogas más importantes de la capital, a celebrar la eucaristía.
"Nosotros que creemos en el maridaje entre la fe y la lucha por la justicia queríamos unirnos a vosotros, que estáis luchando y sufriendo pero con muchísimas esperanza, y venir hasta aquí en peregrinación", dijo Baeza a los creyentes que todavía acuden los domingos a esta pequeña parroquia donde la cruz es de ladrillos ligados a la pared para que nadie pueda robarla.
"Nosotros que creemos en el maridaje entre la fe y la lucha por la justicia queríamos unirnos a vosotros, que estáis luchando y sufriendo pero con muchísimas esperanza, y venir hasta aquí en peregrinación", dijo Baeza a los creyentes que todavía acuden los domingos a esta pequeña parroquia donde la cruz es de ladrillos ligados a la pared para que nadie pueda robarla.
"Tenéis más fuerza que el cardenal (Monseñor Rouco Varela), porque habéis conseguido que dejemos nuestra parroquia para venir aquí", bromeó el párroco durante la apertura de la ceremonia, a la que también acudieron cristianos de otras comunidades.
Tras la lectura de los evangelios, el jesuita Vicente Pascual ha cedido la palabra a los vecinos y a los visitantes para comentar las lecturas, así como los acontecimientos que han sucedido en el barrio durante la semana.
El párroco de San Carlos ha alentado a todos los "cañadienses" ha utilizar la vía legal para luchar, puesto que en la parroquia de Santo Domingo también se ofrece asesoramiento legal a los vecinos que lo soliciten, y ha abogado por "dar a conocer" la situación que se vive en la zona, "oculta a la sociedad madrileña" como vía para solucionar el conflicto.
En la Cañada Real Galiana se produjo el pasado día 18 una batalla campal cuando la policía trató de desalojar la casa de un marroquí para su derribo, con el resultado de 19 agentes de la Policía Nacional y Municipal de Madrid heridos de diferente consideración.