La Iglesia prepara una peregrinación a Roma para asistir a la beatificación de 498 mártires de la persecución religiosa en España
La Conferencia Episcopal Española está organizando una peregrinación multitudinaria a Roma, el próximo otoño, para que los fieles asistan a la beatificación de 498 "mártires" durante la persecución religiosa en los años treinta en España. El portavoz de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Juan Antonio Martínez Camino, afirmó este viernes que las beatificaciones no entran en contradicción con el espíritu de la reconciliación, sino que quieren contribuir a fomentarlo desde el punto de vista social. "Lo único que se pretende es glorificar a Dios, la justicia, la reconciliación y el perdón, y promover ese espíritu", señaló.
"La Iglesia reconoce ahora solemnemente que murieron como mártires, como testigos heroicos del Evangelio" -añade el documento de los obispos-, que recuerdan que la Asamblea Plenaria en noviembre de 1999 "daba gracias a Dios por los logros del siglo XX y pedía perdón por los pecados de aquella centuria que llegaba a su fin". "Entre los pecados recordábamos, dicen los obispos, las 'violencias inauditas' a las que el mundo, Europa y España se vieron arrastradas por 'ideologías totalitarias, que pretendían hacer realidad por la fuerza las utopías terrenas'. Y dábamos gracias a Dios, recordando, con Juan Pablo II, que 'al término del segundo milenio, la Iglesia ha vuelto de nuevo a ser Iglesia de mártires'". A la vez que "el testimonio de miles de mártires y santos ha sido más fuerte que las insidias y violencias de los falsos profetas de la irreligiosidad y del ateísmo".
En el documento la CEE afirma que "la beatificación que vamos a celebrar contribuirá a que no se olvide el gran signo de esperanza que constituye el testimonio de los mártires. De los del siglo XX en España, 479 han sido beatificados en once ceremonias a partir de 1987, y 11 de ellos son ya santos". Y explican que "casi quinientos han sido reunidos, esta vez, en una única celebración. Y, como en las anteriores ocasiones, cada caso ha sido estudiado por sí mismo con todo cuidado a lo largo de años. Estos mártires dieron su vida, en diversos lugares de España, en 1934, 1936 y 1937".
El documento enumera estos mártires, sin citar sus nombres, que "son los obispos de Cuenca y de Ciudad Real, varios sacerdotes seculares, numerosos religiosos -agustinos, dominicos y dominicas, salesianos, hermanos de las escuelas cristianas, maristas, distintos grupos de carmelitas, franciscanos y franciscanas, adoratrices, trinitarios y trinitarias, marianistas, misioneros de los Sagrados Corazones, misioneras hijas del Corazón de María-, seminaristas y laicos, jóvenes, casados, hombres y mujeres". Sus biografías y fotografías, señala la CEE, y su relación con las diócesis actuales, se encuentran en el libro titulado "Quiénes son y de dónde vienen. 498 mártires del siglo XX en España", publicado por la editorial "Edice", propiedad de la Conferencia Episcopal.
"... Eran apóstoles y fueron valientes cuando tuvieron que confesar su condición de creyentes; disponibles para confortar y sostener a sus compañeros de prisión; rechazaron las propuestas que significaban minusvalorar o renunciar a su identidad cristiana; fueron fuertes cuando eran maltratados y torturados; perdonaron a sus verdugos y rezaron por ellos; a la hora del sacrificio, mostraron serenidad y profunda paz, alabaron a Dios y proclamaron a Cristo como el único Señor", dicen el documento. Los obispos invitan a los creyentes a "prepararos bien para esta fiesta y a participar en ella" e invitan y animan "a todos los que puedan a acudir a Roma para la fiesta de la beatificación. Allí, junto a los sepulcros de los mártires Pedro y Pablo, y los de tantos otros de la primera hora del cristianismo, daremos gloria a Dios por los nuevos mártires de España".
En el dossier los obispos no emplean la expresión "mártires de la Guerra Civil" y la sustituyen por la de "mártires del siglo XX" y se señala que la primera expresión es "inexacta cronológica y técnicamente". "Las guerras -añade el dossier- tienen caídos en uno y en otro bando. Las represiones políticas tienen víctimas, sean de uno u otro o de otro signo. Sólo las persecuciones religiosas tienen mártires, sean de una o de otra ideología, de una o de otra preferencia -o pertenencia- política o incluso de distintas confesiones religiosas".
El portavoz reiteró que los nuevos beatos murieron en momentos distintos -aunque la inmensa mayoría fue en 1936-, "que no se trata de combatientes ni han portado armas, que pudieron evitar la muerte con haber dicho una sola palabra", y que para la Iglesia son mártires, no de una guerra, sino como consecuencia de una persecución religiosa y por su fidelidad a la fe.
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