L D (EFE) Nació en la localidad cordobesa de Baena el 31 de marzo de 1930. Al igual que su padre, Julián Herranz realizó estudios de medicina, pero en 1949, y mientras estudiaba la carrera, ingresó en el Opus Dei y fue ordenado sacerdote el 7 de agosto de 1955. Doctorado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Navarra en 1958, es también doctor en Derecho Canónico por la Universidad romana de Santo Tomás.
En Roma fue capellán de estudiantes en la Universidad y en 1958 ejerció la docencia como profesor del seminario Internacional del Opus Dei, y posteriormente como profesor de Derecho Canónico en diversos centros, entre ellos, la Universidad de Navarra. Miembro de la Curia romana desde 1960, en el periodo de 1961 a 1962 trabajó en el Concilio Vaticano II, en la comisión conciliar que preparó el decreto sobre Vida y Ministerio de los Sacerdotes.
Durante veinte años Julián Herranz trabajó en la reforma legislativa que llevó a la redacción del nuevo Código de Derecho Canónico (1983) y en 1984 fue nombrado secretario de la Comisión Pontificia para la Interpretación de los Textos Legislativos de la Iglesia, dicasterio que preside desde el 19 de diciembre de 1994 y en el que sustituyó a Vincenzo Fagiolo. Consagrado obispo en 1990, fue elevado a la dignidad de arzobispo con el título de la antigua diócesis de Vertara.
En el dicasterio que preside, Herranz se encarga de la interpretación auténtica de las leyes de la Iglesia, tanto de la Latina, como de la Oriental y para ello es asesorado por doce cardenales y seis patriarcas católicos orientales. Desde ese puesto formó parte de la comisión-mixta Santa Sede-Conferencia Episcopal de Estados Unidos, creada en 2002 para revisar las normas aprobadas por los obispos estadounidenses para atajar los escándalos sexuales.
Es Prelado de Honor de Su Santidad y será el segundo miembro del Opus Dei nombrado cardenal, después de que en el consistorio de 2001 fuera designado el arzobispo de Lima, Juan Luis Cipriani.
Con los dos nuevos nombramientos que el Papa anunció hoy, el de Carlos Amigo Vallejo, arzobispo de Sevilla y el de Julián Herránz, los cardenales españoles pasan a ser nueve, de los que seis pueden participar en un eventual cónclave al tener menos de 80 años. Los otros tres no pueden votar, pero sí pueden ser elegidos, según la normativa vaticana.
En Roma fue capellán de estudiantes en la Universidad y en 1958 ejerció la docencia como profesor del seminario Internacional del Opus Dei, y posteriormente como profesor de Derecho Canónico en diversos centros, entre ellos, la Universidad de Navarra. Miembro de la Curia romana desde 1960, en el periodo de 1961 a 1962 trabajó en el Concilio Vaticano II, en la comisión conciliar que preparó el decreto sobre Vida y Ministerio de los Sacerdotes.
Durante veinte años Julián Herranz trabajó en la reforma legislativa que llevó a la redacción del nuevo Código de Derecho Canónico (1983) y en 1984 fue nombrado secretario de la Comisión Pontificia para la Interpretación de los Textos Legislativos de la Iglesia, dicasterio que preside desde el 19 de diciembre de 1994 y en el que sustituyó a Vincenzo Fagiolo. Consagrado obispo en 1990, fue elevado a la dignidad de arzobispo con el título de la antigua diócesis de Vertara.
En el dicasterio que preside, Herranz se encarga de la interpretación auténtica de las leyes de la Iglesia, tanto de la Latina, como de la Oriental y para ello es asesorado por doce cardenales y seis patriarcas católicos orientales. Desde ese puesto formó parte de la comisión-mixta Santa Sede-Conferencia Episcopal de Estados Unidos, creada en 2002 para revisar las normas aprobadas por los obispos estadounidenses para atajar los escándalos sexuales.
Es Prelado de Honor de Su Santidad y será el segundo miembro del Opus Dei nombrado cardenal, después de que en el consistorio de 2001 fuera designado el arzobispo de Lima, Juan Luis Cipriani.
Con los dos nuevos nombramientos que el Papa anunció hoy, el de Carlos Amigo Vallejo, arzobispo de Sevilla y el de Julián Herránz, los cardenales españoles pasan a ser nueve, de los que seis pueden participar en un eventual cónclave al tener menos de 80 años. Los otros tres no pueden votar, pero sí pueden ser elegidos, según la normativa vaticana.