LD (EFE) Las autoridades rumanas ordenaron el ingreso en los servicios de urgencia de una clínica para el niño que con apenas 7 años pesa 100 kilos y mide 1,30 metros de estatura. Su madre, una viuda que tiene otros cuatro hijos, todos ellos ingresados en entidades estatales de protección de menores, declaró que alimentaba a Gabriel con pan y tocino frito.
La Dirección para la Protección del Menor asumió la custodia del niño, identificado como Gabriel, después de que lo abandonara su madre en el hospital de Botosani (Moldavia) -donde había entrado hace un mes con una intoxicación alimentaria- y ordenó su ingreso inmediato en un Centro estatal de Recuperación donde se le pondrá a dieta. Según informó la emisora ProTV, Gabriel padece una afección de la glándulas endocrinas, tiene grandes dolores en los huesos por el peso y no puede desplazarse más de diez metros por lo que, aunque ya tiene edad escolar, no va al colegio.