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Imágenes del incendio

El sábado 12 de febrero los servicios de Emergencia de Madrid se enfrentaban a una catástrofe: Un edificio de 106 metros ardía en pleno centro financiero de la capital. El diagnóstico de los técnicos era desolador y se calificaba el incendio, ya desde las primeras horas, de "incontrolable". Los escombros ardiendo del Windsor en llamas amenazaron la seguridad de otros edificios colindantes. La reacción ejemplar de los servicios de Emergencia, el Samur, la Policía y los Bomberos hicieron posible algo difícil de imaginar al ver las imágenes: la ausencia de víctimas.

El edificio Windsor levantaba su fachada dorada en el corazón financiero y comercial de Madrid. Entre 1973 y 1979 los arquitectos Genaro Alas y Pedro Casariego crearon este mini-rascacielos: 31 pisos y una altura de 106 metros. Situado en la zona de AZCA, el Windsor compartía importancia con los mayores centros de negocios de la capital por lo que el entramado de infraestructuras técnicas que le rodea ha sufrido también el impacto del incendio. El subsuelo de AZCA está cruzado por diversas vías subterráneas, tanto de Metro como de ferrocarril y de paso de vehículos, además de numerosas canalizaciones eléctricas, de comunicaciones y gas.

Cerca de 20 plantas del edificio estaban ocupadas por la auditora Deloitte and Touche, una de las cuatro grandes empresas mundiales de su especialidad. Otras dos plantas, la séptima y octava, eran ocupadas por la firma Garrigues. La última planta estaba habilitada para las oficinas de los propietarios del inmueble, la familia Reizábal.

La Torre Windsor es colindante con el mayor centro comercial de El Corte Inglés en Madrid, el del Paseo de la Castellana, que abarca un edificio principal de siete plantas además de varios edificios satélite que rodean a éste. En la zona también se encuentran la sede del BBVA, un edificio del Banco de Santander, la sede de la compañía de seguros Axxa, y el centro comercial Hábitat.

Los servicios públicos trabajaron desde poco antes de las once y media de la noche del sábado 12 de febrero para evitar que las llamas se propagaran. Tras medio día de trabajos, y con tres derrumbes parciales, los bomberos arrojaron agua por las cuatro caras del edificio y humedecieron los inmuebles colindantes. Durante la madrugada del domingo, elementos del edificio se derrumbaron hacia dentro provocando un gran estruendo. El objetivo de los bomberos era seguir enfriando el rascacielos para que el armazón de hormigón del inmueble "no coja demasiadas calorías". Hacia las seis de la mañana del domingo, los servicios de emergencias confirmaron "la buena noticia" de que el incendio había remitido en la parte superior aunque las llamas, que finalizaron el domingo al mediodía, se concentraban en las plantas cuarta y quinta.

 

Transcurridas seis horas desde el inicio de las llamas, el fuego había arrasado 15 de las 31 plantas del inmueble. Casi doce horas después, sólo dos plantas no habían sido arrasadas por las llamas. A lo largo de la noche del sábado, el servicio 112 de Madrid pidió a los ciudadanos que viven en un radio de 500 metros del edificio Windsor que permanecieran en el interior de sus casas y cerraran ventanas y persianas para evitar el riesgo de intoxicaciones por humo, dado que las llamas estaban descendiendo. El Samur desplazó a la zona nuevas dotaciones sanitarias con mascarillas para distribuirlas entre el personal de emergencia.

 

A pesar de que la estructura interna ha soportado unas temperaturas de hasta 800 grados, el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, advirtió de que aún existe un "alto riesgo" en el incendio del edificio Windsor, "el más importante en la historia de Madrid".

Pasadas las nueve de la mañana del domingo, el alcalde informó de que el fuego aún no estaba controlado y de que por el momento se desconocía el alcance del suceso. "No sabemos cuál es la situación estructural" del edificio, por lo que se mantienen "todas las prevenciones", ya que quedan entonces "bastantes horas" para conocer los resultados. El domingo por la tarde, las llamas fueron extinguidas, pero aún no se descarta que el inmueble pueda derrumbarse.
 

La enorme columna de humo que se apreciaba desde varios kilómetros de distancia se expandió por la ausencia de viento y formó una densa capa similar a una gran nube que cubrió parte del tercio norte de Madrid.
 
A las diez de la mañana del domingo ya no se veían casi llamas en el edificio siniestrado y éstas se circunscribieron a las plantas más bajas. Las superiores ofrecen ahora un aspecto desolador, ya que apenas queda en pie la estructura del rascacielos.
 
 

WINDSOR: EL DÍA DESPUÉS

Como medida de precaución, en la zona de Azca se cortó el tráfico rodado en un amplio perímetro, y siguen sin funcionar varios tramos de las líneas 6, 8 y 10 de Metro (las dos últimas, abiertas desde el mediodía del lunes) que pasan por las inmediaciones del lugar del siniestro, así como la línea de tren Atocha-Chamartín, que discurre por debajo del Paseo de la Castellana. Estos cortes y las restricciones se mantendrán hasta el miércoles, tal y como anunció Gallardón tras una reunión de urgencia entre responsables del Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid. Las estaciones alternativas se han visto lógicamente saturadas aunque no han planteado problemas de orden ya que fueron debidamente anunciadas desde la misma noche del siniestro.

 

La demolición controlada de lo que queda del Windsor ya ha sido anunciada por el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón. Lo hizo este lunes por la mañana tras agradecer la labor de los servicios de emergencia y la colaboración de ciudadanos y medios de comunicación. Los esfuerzos se centrarán en ejecutar la demolición sin afectar a los edificios colindantes. Ahora resulta clave la labor de los especialistas del cuerpo de Bomberos que tendrán que diagnosticar el estado de la estructura. Esta labor se realizará cuando puedan acceder al edificio. Para ello, es necesario que se rebaje la temperatura de los materiales que han estado ardiendo desde la noche del sábado 12 de febrero. En principio será el miércoles cuando se proceda a valorar el estado del edificio desde dentro.

 

Fuentes de Deloitte, la empresa más afectada por la catástrofe, han asegurado que los departamentos centrales de la firma, como Recursos Humanos, Comunicación o Marketing, comenzarán este lunes a funcionar en Torre Picasso, donde ocupan una planta completa y algo más de la mitad de otra. Deloitte vuelve, por tanto, a la Torre Picasso dos años después de haberse trasladado al edificio Windsor a raíz de la absorción de Andersen. De hecho, algunos de los departamentos volverán a los mismos despachos que ocuparon durante años. Esta ubicación es temporal hasta que la dirección encuentre un edificio para todos los departamentos y todos los empleados, que superan el millar.

 

 

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