Dos de los tripulantes -todos ellos de nacionalidad francesa- cayeron al mar cuando se produjo el vuelco, a la altura de la población catalana de Llansá (Girona), mientras que los otros cuatro lograron asirse a los flotadores de la embarcación y encaramarse a los dos monocascos del catamarán. Según han relatado los supervivientes, consiguieron colocarse los chalecos salvavidas, pero otro golpe de mar arrancó a otros dos tripulantes y se los llevó el mar.
Los dos náufragos supervivientes ya están en Francia, donde han lamentado que durante horas ningún barco que faenaba en la zona les viera.
Bruno Gangarossa, uno de los sobrevivientes, ha relatado que de madrugada un pesquero pasó al lado de los náufragos, pero sus tripulantes no escucharon los gritos de socorro ni vieron la "pequeña luz roja que teníamos". Poco después, una potente ola golpeó al barco y se llevó por delante a otros dos ocupantes, mientras los supervivientes consiguieron llegar a nado hasta la costa, donde advirtieron del suceso a la policía.