El texto establece que la restitución efectiva se hará en el plazo de tres meses desde la publicación de la Ley y estipula la obligatoriedad de que queden en el Archivo de la Guerra Civil de Salamanca copias digitales de todos los documentos, que tendrán la consideración de auténticas y serán pagadas por la Generalidad. Además, el proyecto regula la creación, en el plazo de un año, de un Centro Documental de la Memoria Histórica, con sede en Salamanca, en el que se integrarán los fondos del actual Archivo General de la Guerra Civil Española.
En esas condiciones, afirmó la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, la decisión adoptada por el Gobierno supone que sólo salen del Archivo de la Guerra Civil "un tres por ciento de los originales, permanece el cien por cien de los documentos" y Salamanca gana un gran centro de estudio y reflexión sobre la contienda. De la Vega insistió en la legitimidad y justicia de la restitución de los "papeles de Salamanca" e hizo hincapié en que no se rompe la unidad documental del Archivo.
La ministra de Cultura, Carmen Calvo, destacó que el Gobierno ha hecho lo que dijo que iba a hacer y "ha cerrado un tema que dura 24 años", que suponía una reivindicación unánime de los partidos catalanes y que el Ejecutivo no quería mantener abierto para evitar que algunos siguieran haciendo "política demagógica".
Mientras, el ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, aseguró que "no se va a devolver ningún documento" del Archivo de la Guerra Civil de Salamanca "a ninguna otra institución" y subrayó que la restitución a la Generalidad de Cataluña se hará "con todas las garantías". Caldera, diputado por Salamanca, especificó que "sólo se van a devolver a la Generalitat de Cataluña" y "a nadie más" porque es la única institución que "tenía por ley, en su estatuto de autonomía, la competencia sobre esos documentos".
Desde el PP castellano-leonés su presidente y jefe del ejecutivo regional, Juan Vicente Herrera, consideró que el de este viernes es "un episodio más del escándalo democrático" y el "disparate histórico" en que ha convertido el Gobierno la reclamación catalana, "un gravísimo precedente" y el inicio de una "eutanasia activa" del Archivo de la Guerra Civil.