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Gara también arremete contra el obispo de San Sebastián

El periódico Gara, habitual altavoz de ETA y del entorno terrorista, se suma este domingo a la campaña que la iglesia nacionalista vasca ha montado contra Monseñor Munilla, el recientemente nombrado obispo de San Sebastián, al que acusan de querer organizar actos propios del nacional-catolicismo.

El nombramiento de Monseñor Munilla como obispo de San Sebastián ha sido, sin duda, uno de los golpes que más han afectado al nacionalismo vasco, que hasta el momento tenía en la iglesia donostiarra a uno de sus más fuertes baluartes; un golpe que además podría repetirse en Vizcaya si finalmente el Papa elije a Monseñor Iceta como próximo obispo de Bilbao, lo que también está generando una considerable polémica.

Tras las diversas batallas públicas, que incluyeron una carta de párrocos que se creían más en la posesión de la verdad que el propio Papa, y las protestas airadas del sector más nacionalista de la Iglesia vasca, ahora es el propio Gara, el órgano de expresión habitual de lo más radical del nacionalismo vasco e incluso de los propios terroristas de ETA, el que carga contra Munilla y le acusa de impulsar "un acto propio del nacional-catolicismo".

Lo más llamativo, tal y como denuncia Infocatólica en una noticia sobre el asunto, es que este acto propio del nacional – catolicismo no es otro que la llegada a la diócesis guipuzcoana de la Cruz Peregrina de la Jornada Mundial de la Juventud que se celebrará en Madrid en agosto del próximo año, es decir, un acto que se está celebrando, de una u otra forma, en todas las diócesis españolas.

En el fondo de la cuestión se encontraría un cambio de guión importante, ya que según Gara, que se basa en "fuentes de la iglesia guipuzcoana" la intención de Munilla es recuperar el espacio público para las manifestaciones religiosas comunes, mientras que "la dinámica pastoral imperante durante décadas" en el País Vasco ha sido "implicarse en el movimiento de ikastolas, en las cooperativas, en la promoción de la bertsolaritza y de la cultura vasca".

Dicho de otro modo, parece que Munilla ha decidido, por fin, que la iglesia donostiarra deje de ser otro instrumento en la promoción del nacionalismo vasco, y eso no gusta a los más radicales dentro y fuera del organigrama eclesial.

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