L D (Europa Press) En su opinión, las mujeres prostitutas son víctimas de la explotación sexual y muchas veces se trata de inmigrantes que son obligadas a ello por mafias que la introducen en el país de forma irregular o engañadas. Por ello, explicó que estas mujeres nunca deben ser sancionadas, y agregó que, por contra, la pena debe recaer sobre esas mafias y en menor medida sobre quienes contratan sus servicios a cambio de dinero. Añadió que las mujeres que están en esa situación deben contar con ayuda pública y no con sanciones, y agregó que el Ayuntamiento de Madrid fue "pionero" en ofrecer soluciones a esas personas, al tiempo que pidió un compromiso en firme de la izquierda española a la hora de luchar contra la explotación sexual de las mujeres.
Por otra parte, respecto al tratamiento que los mendigos de Barcelona podrán tener por parte de su Ayuntamiento, en virtud de la nueva Ordenanza, Ruiz Gallardón explicó que no podía opinar sobre esta cuestión puesto que desconocía en profundidad cómo podía afectar a los "sin techos" la modificación propuesta por el Ayuntamiento de la Ciudad Condal. No obstante, precisó que los mendigos no deben ser sancionados y que en muchos casos se trata de personas con problemas de salud mental que requieren una atención especializada. Indicó que en Madrid el Samur Social conoce perfectamente la situación de ese colectivo y que existe una ley estatal que detalla que un ayuntamiento no puede obligar a esas personas a abandonar su situación, aunque sea de marginalidad.
También comentó que las administraciones públicas deben garantizar las necesidades básicas de esas personas, consistentes en alojamiento, alimentación e higiene, y agregó que en la ciudad de Madrid el derecho de los mendigos a recibir esas prestaciones sociales está garantizado plenamente, a raíz de los impuestos que se abonan. De ahí que aconsejara a los madrileños que no den limosnas a quienes se encuentren mendigando en la calle, porque con su acción lo único que pueden conseguir es que siga existiendo ese sistema. "Cada limosna -subrayó- es una condena a mantenerse en esa situación de marginalidad".